#14

128 39 15
                                    

Cuando deje de leer
se esfumarán mis sueños
mis ojos no podrán ver
y se esfumará mi cielo.
Cuando deje de leer
olvidaré mi historia
se olvidará el recuerdo
y perderé la memoria.
Ruben Sadat

-

-¿Donde están Arielle y Caleb? - Charlotte ignoró la pregunta de su progenitor y se acercó a él sin miedo. Éste sonrió mostrando unos dientes negruzcos, a causa de las drogas y la mala vida.
-Eres igual que tu padre, Charlie. - sonrió un hombre de mediana edad, carente de pelo en la cabeza. Era el padre de Daniel, podría reconocer esos ojos grises donde fuera.

Luke hizo un gesto con la cabeza y la puerta principal se abrió, en menos de tres segundos el pequeño Caleb corría hacia su hermana.

Charlotte lo abrazó con fuerza y le dio un beso silencioso en la sien, aliviada. El niño no tenía ningún rasguño ni rastro de haberse peleado con nadie.

Arielle tardó más en llegar, cojeaba y en su rostro se reflejaba el dolor que sentía con cada paso, pero cuando vio a Charlie sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a andar más deprisa hacia ella.

La abrazó. -Gracias a dios que estás bien, cariño. - murmuró su madre emocionada.

-Que tierno reencuentro. - aplaudió Luke ridiculizándolos, en ésas mesas se sentaban el chico rubio de la metralleta, otros tres chicos que no conocía, una niña pequeña, una mujer de mediana edad robusta y a su lado una chica de quince años de pelo rubio ceniza. -Vamos sentaros. - ordenó su padre impaciente.

-¿Que le has echo a mi madre? - la voz de ella se alzó tres tonos y Arielle la miró con horror, haciendo ademán de que se callara.

-Puso resistencia cuando los fui a buscar. - sonrió Luke sin apenas un resto de humanidad en él. - y ahora sientate antes de que te ampute una pierna. -

Charlotte caminó hacia donde Daniel y Kayla estaban sentados y en una mesa más adelante vio a Tallia Okwand riendo con el chico rubio.

¿Que hacía ésa allí?

Caleb se sentó a su lado y vio que Arielle estaba junto a Luke en la mesa de los líderes.

-Vamos, cariño levanta la tapa. - alentó en voz baja a su hermano, éste obedeció y debajo de la tapa había una comida exquisita.

El primer plato consistía en los espaguetis con salsa boloñesa más deliciosos que había probado en su vida, Desvió la vista a Daniel por encima del murmullo de voces constante y vio que tenía un trozo de tomate en la comisura de los labios, así que se inclinó sobre la mesa y con el dedo pulgar repasó su labio superior de manera provocativa.

Daniel sonrió y le guiñó un ojo, antes de ver como un par de chicos observaban el trasero de Charlotte.

Éste los miró fijamente y de inmediato dejaron de mirar hacia allí aterrados. Todo el mundo allí lo respetaban, y que eran simples trabajadores de su padre.

Todo el mundo menos Travis.

El chico de la metralleta, el vigilante y cocinero de la Metanfetamina, al parecer cocinaba desde que era pequeño y su receta era muy cerca de ser pura.

El segundo plato se trataba de un pastel de carne elaborado con la misma gracia y arte.

Vio que Caleb empezaba a tener hipo, señales de que empezaba a estar lleno.

Desde luego aquello no era una hamburguesa del Burger King, ni leche en polvo caducada.

-¿Que pintas tu en todo esto? - preguntó Charlotte, con expresión abatida a Kayla.

Mi vida, mis reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora