El viaje

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-"Libia, ¡Libia!"- dijo mi madre con aspereza.-"Es hora de irnos hija, vístete, despierta a las niñas y arregla tus cosas para viajar, iré a despertar a tu hermano"- salió por la puerta sin decir más.
Me levanté con toda la calma y tiempo del mundo, desperté con mucha suavidad a mis pequeñas hermanitas, me puse ropa cómoda, amarré mi cabello con una liga, me lavé los dientes y me dispuse a bajar.
-"Libia"- escuché detrás de mi. No tarde mas de dos segundos de identificar la voz; era de Mara, mi tía favorita -"Mi niña- dijo con mucha dulzura-"ven, antes de que te vayas debo darte algo"- extendió su mano hacia mi y me condujo a el estudio de pintura de mi abuela. Abrió el enorme ropero pegado a la pared y tomó un viejo y polveado libro.
-"quiero que conserves esto querida. No lo leas hasta que lo necesites".- la miré frunciendo el entrecejo. No entendía a que se refería con eso. Sonrió y dijo-" un día de estos, comprenderás a que me refiero con esa frase, lo sentirás. Tienes sangre de Filptirne."
Recibí el extraño libro y le di un abrazo. Iba a extrañarla muchísimo y estoy segura que ella a mi.
-"hazme un favor más."- dijo separándome de ella.
-"Claro tía. Lo que sea"- respondí con complicidad.
-"no dejes que tu madre vea el libro. ¡Nunca! Ten mucho cuidado, jamás lo menciones y no lo abras hasta que sientas que lo necesitas. ¿Entendido?"- ¡en verdad me sorprendió eso! ¿Que tan malo era el libro? Asentí con la cabeza, lo prometí solemnemente y guardé el libro entre la playera y la sudadera. Salí de esa habitación y me conduje a las escaleras. Una vez abajo, tomé mi bolso de viajes y fui con todo y eso al baño, puse el libro en mi bolso y al cerrarlo, la curiosidad y las ganas me picaban como nunca, pero mi conciencia me decía que no podía defraudar a mi tía.
El claxon de el auto de tío Ronald sonó por fin. La despedida fue larga, cursi y llena de lágrimas. Mamá abrazaba a su padre como si fuera a morir en pocos segundos. Todos teníamos una visible nostalgia en nuestras miradas.
-"cuida mucho a Crover tío Julián. Por favor"- repetía Minna aferrándose a mi tío y haciendo derramar lágrimas por toda su carita. Por fin subimos al auto. Para "animarnos" tío Ronald puso canciones alegres y de nuestro gusto pero en ese momento, no funcionó.
Cada rincón de la ciudad, tenía un recuerdo grato y divertido. Un recuerdo, que permanecería en mi memoria cada día de mi ausencia en ese hermoso hogar. Sonreí a la vez  que lágrimas de nostalgia brotaron de mis ojos.
Fue cuando me percaté de que ya no había vuelta atrás.

El camino fue largo y tedioso. Yo dormía plenamente recargada en el hombro de Julián. ¿Cuantas horas habían transcurrido? Había perdido la noción del tiempo. De pronto mire al rededor. Solo una carretera infinita y desierta en medio de un bosque sin fin que albergaba los mas hermosos y frondosos árboles que jamás había visto.
-"Creo que te gustara esto querida"- dijo tío Ronald., que me miraba con ese positivismo y amabilidad desde el retrovisor. El sabía muy bien que uno de mis hobbies, era tomar fotos de paisajes de todo tipo y, la verdad, no era tan mala en ello.-"Podrías fotografiar algo de aquí Libby, no se sabe, hasta podrías venderlo"- sonreí. Eso me animo y me agache a recoger mi bolso. Tome mi cámara y empece a fotografiar a los pájaros volando a travez de el cielo azul y despejado. Árboles torcidos, nubes que imitaban figuras... Todo eso, lo capture en mi cámara.
-"son buenas"- dijo Julián mirando por detrás. Sonreí y continúe tomando fotos al panorama, eso hice, hasta que un coche obstruyó mi hermoso paisaje. Eso me hizo volver a la realidad.
¿Que hacíamos en una carretera repleta de autos, camiones  y motocicletas? Me sentí como un delincuente que huía de la ley. Justo así me sentí.
>>La familia fugitiva<< pensé
Guarde mi cámara y al abrir mi bolso me topé con el libro que tía Mara me había obsequiado. Como siempre, Julián estaba espiando, y cuando vio la cobertura roja, abrió grandes los ojos y antes de que también abriera la boca para replicar lo que fuera, puse unos ojos de de súplica a la vez que negué con la cabeza. Eso era sinónimo de "calla por favor y no me delates"
Claramente sabía de la existencia de ese libro lo que me causó gran confusión. Recibí un mensaje de texto. Era de Julián
"DE DONDE SACASTE ESE LIBRO?"
"TU DONDE MÁS LO HAS VISTO?"- le respondí y luego lo miré con desdén. Envío otros tres mensajes que ya no leí.
Estaba tan poco ocupada que me dormí y soñé con mi casa en las montañas. Era un sueño placentero y profundo. Más bien, lo fue hasta que Ellie me despertó con un codazo.
-"Libby, ¿Ya voy a ver a Crover?"- me preguntó. Me hizo pensar un poco la repuesta. No sabia que decirle. Estaba muy aturdida con tantas malas noticias, problemas y libros misteriosos como para tener la paciencia suficiente de responderle a Ellie. Aún así contesté:
"No"- apreté los labios-" no lo se nena"
Se recostó sobre mis piernas y se obligó a dormir mientras yo extrañaba a Sam en voz alta y Julián me consolaba.
Mamá y el tío Ronald conversaban plenamente como hacíamos Lotty y yo, lo cual era muy raro pero me hacia sentir en un ambiente confortable.
Horas después llegamos a nuestro nuevo hogar. El calor sofocante lo delató. Un calor tan abrumador que haría de ese lugar peor de lo que ya parecía: el infierno mismo.

Los vecinos de la casa 213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora