Llegamos a las 11:21 (según mi teléfono) a casa de mis tíos. Era una casa pequeña pero bastante moderna y con una decoración muy agradable. Juguetes de Michel estaban regados por lo menos en cada esquina de la casa, pero estaban tan en buen estado, que no lucia desordenado, si no mas bien, una juguetería.
-"Ruuuun...ruuun ¡PUSSH!"- escuché desde el piso de arriba. No tenía ni que preguntarlo. Era el pequeño Michel, o mejor dicho, la copia de tío Ronald en miniatura.
-"¡Un bebé!"- dijo alegremente Minna
-"¡No soy un bebé! Soy niño grande. Tengo cinco años"- dijo Michel mostrándonos su palma bien abierta con los dedos bien extendidos y esos enormes ojos atentos a cualquier movimiento. Se volvió hacia tía Zenda y le preguntó: -"¿Quienes son esos niños mami?"
El comentario nos hizo reír a todos. Mi tía Zenda, tomo en brazos a Michel y dijo:
-"Saluda a tu tía Gina y a tus primos. Ellie, Minna, Libby y Julián."- mencionó señalándonos a cada uno. Bajó a Michel y lo hizo saludarnos a todos.
-"¿Porqué esas niñas son iguales mamá?- volvimos a reír.
-"no son "Niñas" son tus primas y son gemelas. Por eso se ven igualitas"- Nos sonrió a todos a modo de disculpa y comenzó por darnos una fresca limonada. Nos hizo tomar asiento y conversó un largo rato con nosotros. Terminamos descubriendo que Michel era un verdadero encanto. Un niño dulce y juguetón con un corazón más grande que el.
Más tarde, después de que comimos mariscos en el mejor restaurante de la costa, el tío Ronald dijo que deberíamos ir a conocer nuestra nueva casa.
-"¿Casa? Ronald, dijiste que nos darías un apartamento".- dijo mamá mientras mi tío reía.
-"Gina. Cinco personas son muchas para compartir un apartamento. Mira a tus hijos"- dijo señalándonos únicamente a Julián y a mi-"Ya no son unos niños. No pueden compartir una misma habitación, necesitan su propio espacio".
Mamá se veía incomoda ya que tío Ronald estaba dándonos más de lo que pudimos imaginar y, sobre todo, le estábamos debiendo mucho y quizá jamás podríamos pagarle. Además de la casa, nos consiguió a todos una beca. A Julián, le ofrecieron becas en más de una universidad, mientras que a mi, a penas me aceptaron con las calificaciones que tengo.
Ellie y Minna, irían a el colegio donde asistía Michel y mamá, trabajaría con mi tío Ronald.
-"Bien muchachos"- dijo mi tío poniéndose de pie con Michel en brazos-"¿desean ver su nueva casa?"- antes de que si quiera pudiéramos digerir la pregunta continuó-"Aunque no quieran, deberán verla. Esta noche, la pasaran en nuestra casa, eso mientras instalan la luz, el gas y todas esas cosas que necesitarán. Vámonos familia, tenemos una ciudad que recorrer"- lo seguimos hasta el auto mientras nos decía lo maravillosa que era la colonia en la que viviríamos y cosas por el estilo. Yo no prestaba atención mas que a las chicas que se quedaban mirando a Julián con asombro a la vez que comentaban en secreto entre ellas, o, los chicos que andaban despreocupados sin nada mas que un short de playa y sandalias.Por fin llegamos a la colonia. Una colonia con infinidad de casas de todos los tamaños, colores y estilos. Llegamos hasta el borde de la colonia y al final de la calle. Desde ese borde, se podía ver toda la ciudad y un pedazo de la playa. Era una vista asombrosa. No dudé ni dos segundos en fotografiar esa hermosa escena. Estaba tan embelesada con ese paisaje que no me percaté que todos habían entrado a la casa.
Era una casa muy linda pero pequeña. Antes de llegar a la puerta principal tenía un pasillo de piedra rodeado por un diminuto jardín. No se veía tan mal. Cuando me dispuse a entrar, un sonido me distrajo. Fue una especie de golpe hueco que pudo venir de cualquier parte. Mire a los dos lados y no vi nada, di media vuelta y me topé con una casa que (a juzgar por su apariencia) parecía abandonada, pero no lo estaba, ya que una camioneta pequeña y bien cuidada estaba estacionada en la cochera de la misma. Otro detalle, que no vi al principio, fue un pobre doberman atado con una correa de cuero gastado a el poste que sostenía el pórtico. 2. 1. 3. Esos eran los números que estaban mal puestos en el poste del pórtico. Definitivamente, alguien vivía ahí. Me acerqué poco a poco, hasta que el enorme perro, me rugió y sin dudarlo, me ladró dos veces. Sobresaltada, me aparté y entré corriendo a mi nueva casa.
-"¡Hey!"- dije al golpearme con Julián. Estaba tan distraída que no me fijé por donde caminaba.-"perdona. Fue mi culpa"- dije apartándome. Me miró confundido, pero después, me tomó con mucha fuerza del codo y me condujo a el jardín delantero.
-"¿De donde sacaste ese libro?"- me quedé pasmada. Jamás me había hablado en ese tono. Además, ¿cómo sabía que ese libro existía? -"¿de donde?"- volvió a preguntar. Esta vez, con más dureza. Dude al responder. Así que le mentí.
-"Lo encontré hace mucho tiempo"-dije mirándolo a los ojos muy fijamente
-"¿donde lo encontraste?"- cuestionó
-"¡También tengo preguntas! ¿Como sabes de este libro? ¿Que tiene ese libro que sea tan malo?"- crucé mis brazos sobre mi pecho y lo seguí mirando con ojos retadores. Las ganas de averiguarlo y leerlo todo, hacían que mi estomago se revolviera.
-"¡Libia!"- dijo entre dientes con una voz muy grave tomándome del brazo nuevamente. Al escuchar las pisadas de todos en las escaleras, me soltó y dio un paso atrás. -"hablamos después"- me dijo colérico. Por un instante, desconocí a mi hermano. El era de las personas más tolerantes que podía haber sobre la tierra. Nunca antes había perdido la paciencia y mucho menos por una tontería como saber "de donde saque el libro"
-"¡Hija!-dijo mi madre al verme -"¿donde estabas, cariño? No entraste a ver la casa."
-"Mi cuarto es chiquito pero me gusta mirar la ventana."-dijo Minna. Le sonreí y respondí:
-"me alegra que te agrade, Minna. Lo siento mamá, me quedé afuera tomando fotografías.-"dije mirando a Julián.
Subimos al auto y volvimos a casa de mis tíos. Miramos una película y cuando se hizo tarde, nos asignaron un cuarto en donde podríamos dormir.
-"si no te molesta hijo,"- dijo mi tío a Julián-"puedes dormir en el sillón cama de la sala de televisión.
-"No hay problema tío. Gracias."- dijo Julián con esa voz que finge de hombre maduro.
Mis hermanitas y mi mamá durmieron en la cama de la recamara de visitas mientras yo, dormí en el sofá cama de la misma habitación.-"Julián"-dije molesta arrancándole las sabanas de encima.
-"¿Que te pasa Libia?"- me dijo incorporándose y arrebatándome las sábanas que tenía en la mano.
-"¡Dame el libro!"- dije con un tono áspero y fuerte
-"¿podrías dejar de gritar? ¡Vas a despertar a todos!"- me dijo hablando entre dientes con voz dura-"¡Libia! Son las tres de la mañana. ¡Ve a dormir!"
-"primero dame el libro. Hace media hora, baje por agua y tu estabas en la sala donde estaban todas las maletas. ¡Te vi tomar el libro.! ¡Ahora dámelo!"
Continuamos peleando hasta que oímos un ruido abajo. Como si nada hubiera sucedido, Julián se acostó a dormir y se puso la sábana que (por mi culpa) ahora estaba torcida y mal doblada. Estaba tan molesta con el, que tome un objeto que estaba en la mesa de noche y se lo arrojé a la cabeza. Antes de que pudiera reaccionar a la agresión, salí corriendo de ahí.
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Los vecinos de la casa 213
Teen FictionCambio de país, cambio de casa, de amigos y ambiente. Libia es una joven de 16 años que debe dejar todo atrás y empezar de cero en otro país con su madre y sus tres hermanos, todo parece ir "bien" hasta que conoce a sus bastante atractivos vecinos q...