Regresé con Julián a nuestra casa en las montañas. En todo el camino, no dijimos una sola palabra. Era un día precioso.
Sonreí sin ánimos y miré al cielo
"El día está hermoso por qué Lotty ya está en el paraíso"Abrí la puerta de la casa. Rechinó. Quizá por la falta de uso. El polvo se elevó y cubrió nuestros rostros. Visualicé otro año no muy lejano cuando mamá y nosotros poníamos el árbol de Navidad. O la sala, repleta de amigos que llegaban a probar los manjares de Tía Reneé. Recorrí la casa y solo pude notar un gran vacío en ella. Subí a mi habitación, cerré la puerta y me quité la ropa. Encendí la regadera y no me importó su temperatura. Si me daba hipotermia, estaría bien, no importaba. Me quedé un buen rato bajo el agua. Salí y me sequé con lentitud. Tomé de mi maleta la ropa inerior y de el armario, un vestido de seda negro con tirantes que me llegaba a la rodilla. Me cepillé el cabello y lo dejé secar al natural. Volví a mirar la maleta y tomé unos tacones ni altos ni bajos y negros.
Salí y miré a Julián con un pantalón negro y un saco. Ninguno de los dos venía preparado para esto.
-Estoy lista- respondí indiferente, dejamos la casa y fuimos a despedirnos por última vez de la chica pelirroja y alegre.
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Los vecinos de la casa 213
Teen FictionCambio de país, cambio de casa, de amigos y ambiente. Libia es una joven de 16 años que debe dejar todo atrás y empezar de cero en otro país con su madre y sus tres hermanos, todo parece ir "bien" hasta que conoce a sus bastante atractivos vecinos q...