– ¿Por qué no estás aquí? –pregunto a Damián cuando contesta su celular.
–Estoy ocupado.
–No te creo Damián, si no vienes en quince minutos voy a llamar a John y le contaré todo. –Cuelgo rápidamente.
Ayer antes de irme del cumpleaños de Lana acorralé a Damián para que viniera está tarde a mi casa, el chico tiene mucho que explicar, no estaba muy feliz pero de mala gana aceptó. Por su puesto no apareció ni contestó mis llamadas hasta hace unos minutos. La puerta suena y rápidamente me dirijo a abrir. Un resignado Damián me saluda.
–Eso fueron diez minutos.
– ¿Te estás quejando?
–Claro que no, solo pensé que ibas a darme un poco más de lata.
–Con tigo llevo las de perder, no me hubieras dejado en paz hasta tenerme en tu puerta solo te lo hice más fácil.
Lo llevo hacia la sala y nos acomodamos en el sofá
–Pues gracias por el detalle, ahora habla
– ¿Dónde está Jackson?
–Con Lenna
– ¿Por qué?
–Porque yo le pedí que lo cuidara. –respondo exasperada. –deja de cambiar de tema y habla
–Eres tan impaciente. No sé qué quieres que te diga te dije que estoy bien solo estuve en el lugar equivocado eso es todo.
–Y yo te dije que no creía ni una palabra, habla con migo Damián me preocupo por ti.
El baja la mirada y suspira, nos quedamos en silencio un momento luego empieza a hablar.
–Cuando mis padres murieron John se encargo de nosotros por un tiempo y lo hizo bien, trataba de llenar el vacío que ellos dejaron, estaba en casa todo el tiempo, se encargaba de que hiciéramos la tarea, intento mantenernos unidos pero él no era feliz. Yo podía verlo en sus ojos fue obligado a dejar su vida para cuidar de nosotros, dejo la universidad, sus amigos, todo... lo sacrifico todo Jenna y yo no podía ver más como se consumía en la tristeza. Estaba cargando con algo que no quería así que convencí a nana a que hablara con él y lo enviara de vuelta a la universidad, estuvo renuente por un tiempo pero finalmente aceptó, logró que la universidad le diera un curso acelerado de dos años para poder graduarse un año antes y volver a casa para cuidar de nosotros y de la compañía.
<Yo no quería que se fuera era todo lo que yo tenía en ese momento, estaba tan destrozado por la muerte de mis padres sobre todo extrañaba a mamá pero tampoco podía seguir viendo como John se caía a pedazos por nosotros así que me obligue a ser fuerte y estuvo bien por un tiempo. Cuando cumplí trece me sentía enojado era como si no lo soportara más, sobre todo estaba enojado con John por abandonarnos a pesar de que fui yo quien hizo que se fuera pero en ese momento no me importaba así que empecé a juntarme con personas mayores que yo, me metía en peleas, mis notas bajaron, empecé a ir a fiestas, tomaba hasta perder el conocimiento. Una noche nos reunimos para ir a una fiesta pensé que sería como cualquier otra pero me llevaron a un barrio no muy lejos de aquí, esa vez fue diferente, el ambiente era más pesado. –hace una mueca de dolor y se le quiebra la voz. –fue la primera vez que consumí éxtasis. –Un grito de sorpresa sale de mi boca y no puedo evitar empezar a llorar. –Te juro. –dice desesperado. –que jamás había ingerido nada más que alcohol y marihuana de vez en cuando, pero esa vez algo cambió, me sentí diferente más relajado, era como si todo hubiera desaparecido ya no importaba nadie más, no importaba que John no estuviera o que mis padre hubieran muerto fue liberador y pronto la sensación empezó a hacerse adictiva. Las pastillas son caras y mi dinero era limitado así que pedía prestado y cuando sentí ya le debía demasiado a los tipos equivocados. Estoy hasta el cuello de deudas Jenna y no puedo pagarles. –Mete la cabeza entre sus manos y empieza a llorar.
–Oh Dios. –Me acerco y lo abrazo. -¿Por qué estas lidiando con esto solo? ¿Por qué no se lo dices a John?
–No quiero que este decepcionado de mi, ya he hecho demasiadas cosas. No soportaría ver la decepción en sus ojos. –Damián no tienes otra opción estos tipos ya te hicieron daño pueden hacerte algo peor, estoy asustada por ti.
–Voy a conseguir el dinero Jenna solo necesito tiempo, no le digas nada a John por favor, te lo suplico.
–No puedo prometer eso Damián, me sentiría culpable si algo te pasara sabiendo que se puede hacer algo.
–Dame solo unas par de semanas, si en dos semanas no consigo el dinero yo mismo se lo diré.
Suspiro, sabiendo que tal vez cometeré un grave error si accedo. –Sabes que John no te juzgaría, estaría enojado eso no lo niego. Per tu sabes que trataría de arreglar las cosas, te ayudaría Damián eres su hermano y te ama.
–No lo sé Jenna, solo necesito tiempo.
-¿Aun sigues drogándote?
Baja la mirada–No, ha sido difícil pero lo dejé.
–No te creo, Damián mírame a los ojos y dime que lo dejaste.
Se queda en silencio por un momento y luego me mira. –A veces lo hago, no siempre pero hay momentos que lo necesito. Te juro que lo estoy dejando.
–Maldición Damián. –grito exasperada. –¿Cómo diablos lo estas pagando? Y peor aun ¿Por qué sigues haciéndote eso?
–No es tan fácil dejarlo pero lo voy a lograr te lo juro ahora solo lo hago de vez en cuando. Solo necesito tiempo por favor.
No entiendo cómo es que el llego a esto, puedo entender su enojo y el hecho de que se sintiera solo pero ¿Drogas? Sé que probablemente debería de decírselo todo a John pero la desesperación en sus ojos es lo que me detiene.
–Está bien, pero solo tienes dos semanas para arreglar esto Damián y tienes que conseguir el dinero de manera legal quiero pruebas o se lo diré todo a John.
Damián me abraza y me lo agradece una y otra vez.
–Sabes que te quiero verdad y que no soportaría que algo malo te pasara.
–Claro que no, extrañarías que te despertara los sábados aunque finjas que lo odios. –bromea. –nada me pasara Jenna lo prometo.
–Eres un tonto.
–Ahora vamos por Jackson y hagamos algo divertido.
Pasamos el resto del día en el zoológico y casi una hora observando a los leones haciendo nada, todo sea por Jackson, luego vamos por hamburguesas y finalmente Jackson se duerme en mis brazos. Regresamos a casa en silencio, el tema no ha sido mencionado pero aun pesa como un gran elefante en una habitación. Vamos subiendo las escaleras con Jackson en los brazos de Damián cuando me detengo frente a mi apartamento de golpe.
–Jenna abre la puerta tu hijo pesa.
Frente a mí se encuentra el hombre que menos esperaba ver.
–¿Papá?
Siento que mi mundo se desmorona.