Dejarte ir

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Prologo

Jenna se encontraba en el sofá de su casa llorando con la cabeza gacha, mientras su padre se encontraba frente a ella paseándose de un lado a otro y le gritaba:

-¿En qué demonios estabas pensado? Haz arruinado tu futuro, tu vida entera, y sobre todo haz deshonrado a esta familia, la gente pensara que no somos buenos padres, tu comportamiento no tiene excusas te comportas como una… como una zorra...

Jenna dejo de llorar y levanto la cara quedándose estupefacta ante esta palabra “ZORRA” ella no podía creerlo su propio padre le acababa de llamar zorra, de repente todo la culpa y la tristeza que tenía fue reemplazada por ira pura, no dejaría que nadie la llamara de esta manera ni si quiera su propio padre.

-Tú no tienes derecho a llamarme de esta manera, sé que cometí un error y lo entiendo, pero no te atrevas a tratarme de esa manera, jamás he adquirido ese comportamiento, hasta ahora he sido complaciente con ustedes, he sido una buena hija y  hecho todo lo que ustedes me han pedido, no es justo que me trates así.

Su padre la miro sorprendido en todos estos años Jenna jamás le había respondido a su padre, pero rápidamente su expresión fue reemplazada volviendo al enojo.

-Eres una mal agradecida, después de todo lo que hemos hecho por ti, te desconozco Jenna, tú ya no eres mi hija. A partir de ahora has dejado de ser una Hamilton, quiero que te vayas de mi casa  no vuelvas nunca más, haz cruzado la línea.

Jenna miro a su madre quien había permanecido callada durante toda la discusión, en busca de apoyo, pero esta solo agacho la cabeza, Jenna volvió la cabeza hacia su padre, lo miro a los ojos y dijo:

-Bien, si eso es lo que quieres me iré y te prometo que nunca volverás a saber de mí, si ser un Hamilton quiere decir que debo comportarme como alguien sin sentimientos y aparentar perfección cuando tienen más errores que cualquier otra persona no quiero ser uno de ellos, no permitiré que mi hijo crezca con gente falsa como ustedes a su alrededor.

Dicho esto Jenna se levantó del sofá y subió hacia su habitación, cuando hubo cerrado la puerta se deslizo contra la pared mientras lloraba, no tenía idea de lo que haría, pero no pensaba quedarse ahí ni un minuto más.

Jenna tenía 15 años cuando conoció a Nick su novio, se había enamorado de él y habían permanecido juntos por 3 años, durante ese tiempo que permanecieron juntos ella le dio todo y a sus padres le agradaban, cuando cumplió su cumpleaños número 18 le entrego lo único que todavía no le había dado, su virginidad.

Un mes después se enteró que estaba embarazada, Jenna pensó que saldrían juntos e incluso llego a imaginar que le propondría matrimonio, que estúpida había sido cuando este se enteró le dijo que todo esto era su culpa por no haberse tomado las pastillas anticonceptivas y se marchó, Jenna intento llamarlo e incluso lo fue a buscar a su casa pero le atendió la sirvienta diciéndole que este se había ido de vacaciones con sus padres y dicho esto le cerró la puerta. Jenna estaba destrozada pero aun tenia a sus padres y ellos le ayudarían, después de todo eran sus padres ¿no?, y ahora se encontraba en su habitación haciendo sus maletas, se limpió las lágrimas y salió.

Cuando paso por la sala sus padres se encontraban en la sala y ni si quiera la voltearon a ver mientras paso frente a ellos, abrió la puerta de su auto y metió sus maletas en el asiento del copiloto, ahora estaba sola, no tenía un plan pero se las arreglaría por un tiempo con el dinero de sus ahorros, lo único que lamentaría de irse era su beca en la escuela de danza, pero a partir de ahora estaba sola, no tenía a nadie y debía concentrarse en lo que le convenía su hijo, se prometió que no lloraría jamás por sus padres, ni miraría al pasado y sobre todo no volvería a confiar en un hombre, dicho esto arranco el auto y mientras se alejaba no volvió a ver hacia atrás ni una sola vez.

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