Jenna
Despierto y siento un cuerpo cálido de bajo de mi, somos una enredadera con mis piernas entre las suyas, tiene sus brazos alrededor de mi cintura y mis brazos están aprisionadas a los costados, mi cara se encuentra en su pecho y es lo único que puedo mover con facilidad sonrío sintiéndome traviesa, hago un camino de besos por su pecho él se remueve y suelta una suave risa avisándome que está despierto.
–Buenos días. –susurra con la voz algo ronca.
–Buenos días. –susurro de vuelta. –crees que podrías quitar tus brazos para que pueda levantarme.
-¿Por qué? Se siente tan bien.
–Habla por ti mismo, no puedo moverme.
–Está bien pero no huyas.
Ruedo los ojos. –No lo haré, solo trato de evitarme un calambre.
Me desenredo hasta quedar al otro lado de la cama observando su cara por primera vez desde anoche.
–Hola.
–Hola. –respondo sintiendo mi cara ruborizarse.
Ríe entre dientes provocando que me ruborice aun más.
–¿Dormiste bien?
–El mejor sueño que he tenido en años. –respondo sinceramente.
–Me alegra escucharlo porque yo dormí como un bebé.
Bebé esa palabra hace que me tense Jackson.
-¿Dónde está Jackson? –grito.
–Tranquila Jenna, el está bien Damián se lo llevo.
–Oh por Dios soy una terrible madre, me olvide de él.
John se acerca y me abraza. –No eres terrible, estabas alterada es comprensible.
–Eso no justifica que lo haya olvidado.
–No seas tan dura con tigo misma, tú no puedes cargar con todo sola. –me regaña un poco demasiado fuerte haciendo que levante la cabeza de golpe, él suspira. –lo siento no quise sonar tan agresivo pero es la verdad Jenna no puedes cargar con todo el que hayas olvidado a Jackson por un momento no te hace mala madre lo primero que hiciste fue protegerlo.
–Es solo que no debí dejarlo demasiado tiempo estoy segura que está preocupado por mi y con razón ayer me comporte como todo una loca sería sorprendente que el edificio entero no me haya escuchado.
–Estabas pasando por un momento duro a ellos no les interesa y Damián debió haber calmado a Jackson no te preocupes, te llevaré a casa para que puedas verlo.
Nos quedamos en silencio por un momento hasta que mi estomago suena provocando que me ruborice. Genial Jenna eso es sexy.
–Lo siento.
John ríe. –No te disculpes, vamos a levantarnos y alimentarte, debes recuperar fuerzas luego del ejercicio de anoche. –susurra en mi oído haciendo que me ruborice aun más y claro el ríe.
–Eres tan malo te encanta burlarte de mí.
–sería un mentiroso si lo negara. –responde
Trato de golpearlo en el pecho pero agarra mi brazo y me jala hacia sí. –Eres una chica mala y no me has dado los buenos días correctamente. – y luego me besa lo dejo por un momento hasta que recuerdo que no me he cepillado los dientes y me separo. –Aliento matutino. –digo.