Capítulo 5.

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Cap 5.

- Te amo. Y no sólo como tu amiga, Emily. Me gustas. Estoy enamorada de ti. – Expulsé el aire que contenía mientras hablaba. Tenía los ojos cerrados, no quería ver su expresión. Estaba parada en la entrada del colegio y no oía nada. Abrí lentamente los ojos, y al ver a mi lado no había nadie. Me sorprendí cuando la vi... con un chico, besándose.

Quería irme a la mierda, quería volver a casa y encerrarme para siempre. Le confesé qué sentía y ella no estaba ahí para escucharlo. No quiero volver a hacer. A la mierda.

Suspiré mientras los vi besándose. Pero... ella me estaba mirando con los ojos tristes. ¿Qué pasaba?

Ella intentaba soltarse, pero el chico era más fuerte que ella. Tomó sus muñecas y las pegó contra la pared para que no intentara zafarse más.

Estaba paralizada al ver esta escena.

No sabía qué hacer.

Emily se zafó de él e iba a correr hacia mí.

El chico la tomó del brazo y la volteó.

Le pegó una cachetada.

Sonó por todo el pasillo.

No había nadie alrededor para ver esta escena, sólo yo.

Emily se tocaba la parte afectada de la cara.

Mis recuerdos eran borrosos. Primero: Emily se tocaba la cara mientras gritaba: ¡NO!; Segundo: el chico en el suelo inconsciente y con sangre por la cara. Tercero: yo tenía los nudillos ensangrentados, y con un fuerte dolor en una de las sienes de mi cabeza.

Salí corriendo hacia el baño, me limpié la sangre de mis nudillos y me tiré al suelo. Sólo lloré. Ya había superado mis problemas con la ira; hoy me descontrolé. Escuché que se abría la puerta de los baños pero no me interesó en saber quién era. Pero sentí su mano agarrando la mía. Y sentí que un cuerpo se sentaba junto a mí. Limpié mis lágrimas aunque no dejaran de salir y miré a mi lado. Emily.

- Te quiero. Gracias por defenderme de ese imbécil. – Había puesto sus brazos alrededor de mi cuello y susurraba a mi oído. Pensé en los pocos y borrosos recuerdos que tenía, el chico tirado, la sangre en mis nudillos. Lloré en su hombro.

Ahora sentía que me faltaba aire.

¿Algo peor?

Sufría asma desde los 8, pero había pasado muchos años desde mi último ataque de asma, aunque siempre llevaba mi inhalador conmigo.

Le di palmadas en la espalda a Emily para que me soltara.

- Tengo... un... ataque... - Iba a decir ''de asma'' pero ya no podía pronunciar una palabra más. Me estaba ahogando.

Emily de inmediato me soltó y se asustó. Tomó mi bolso que estaba tirado en el suelo y busco en todos los bolsillos que tenía. Cerré los ojos e intentaba respirar con normalidad. Mierda. Necesito mi inhalador inmediatamente.

Tomé mi bolso y abrí el más pequeño. Tomé con torpeza mi inhalador y lo puse en mi boca.

La opresión que tenía en el pecho desapareció y ahora respiraba con normalidad. Guardé mi inhalador y cerré mi bolso y opté la misma posición que tenía cuando Emily llegó sólo que sin llorar.

Sonó la campana.

Segunda hora de clase.

Me levanté y Emily me siguió. Miré su rostro y tenía un gran moretón color rojo en el lado derecho. Ese imbécil...

- ¿Qué tal si nos saltamos la hora y nos vamos a mi casa? – Ella me miró con cara de susto, seguramente pensó en mi padre. – No está mi padre.

- ¿Y tu madre? – No le había contado aún lo de mi madre, como murió...

No respondí y agaché la mirada hacia mis manos. Y acercó su mano a la mía hasta tomarla.

- Vamos. – Me dio una de sus mejores sonrisas.


Cosas terribles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora