Capítulo 7.

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Tremenda resaca tengo. Al abrir los ojos sentía que me pateaban la cabeza; en cualquier momento me explotaría.

Me levanté mientras apoyaba mi mano en la cama y con la otra tocaba mi cabeza. Miré a todos lados y vi un cuerpo junto a mi; ella. Emily. Emily estaba junto a mí, en mi cama. Joder.

De repente el dolor de cabeza se había ido y me quedé viéndola, durmiendo plácidamente; Dios, parecía un ángel o un bebé. No pude evitar sonreír. Quería abrazarla.

Flashback.

Luego de besarnos, los que estaban alrededor nuestro aplaudían. Ella sonreía tímidamente y yo le sonreía a ella. Es hermosa.

Esteban se acercó como un niño pequeño dando saltitos.

- ¡AL FIN, CASEY! ¡YA LA BESASTE Y LE DIJISTE QUE LA AMAS! – Eso último no lo había dicho. Hijo de puta. Él se dio cuenta por mi mirada de asesina que había cometido un gran error. – Perdón. – Se alejó sonriendo no sin antes guiñarme el ojo. En estos momentos lo estoy odiando. Lo voy a matar.

- Así que, ¿me amas? – Dijo su dulce voz a mi lado. A la mierda todo.

Fui a buscar a Esteban para matarlo pero lamentablemente no lo localicé, la suerte que tiene. Tenía tanta ira, sentía que iba a explotar. Salí de esa casa y fui al parque que quedaba a una cuadra y media de la casa de Esteban. Al llegar, no supe que más hacer además de golpear un árbol. Sé que ella nunca estaría conmigo. Sólo fue un jodido beso, no importa. Sé que no es lesbiana. O eso supongo. Y aunque sea, no sería mi novia. Y ahora sabe que la amo, por culpa de Esteban.

Sentía sangrar mis nudillos y sin darme cuenta lloraba de la impotencia. Me odio. Me odio. Me odio.

Sentí una mano en mi hombro; yo estaba preparada para voltear y estamparle un puñetazo a quién se me acercara. Pero era ella.

- ¿Por qué siempre te encuentro en las peores condiciones? – Rió. Pero yo no pude reír, no tenía ganas y me sentía vacía. Ella me acercó más a su cuerpo y me dio un tierno abrazo.

El resto era menos importante; fuimos a mi casa y dormimos juntas.

Fin del Flashback

Recordar hizo que volviera mi jaqueca matutina de los fines de semana. Me acosté de nuevo y veía a Emily, quién se despertó minutos después al sentir mi mirada.

Lunes.

(Punto de vista de Emily).

Luego de la fiesta y de haber dormido con Casey, fui a mi casa. Casey es una gran amiga, la amo. Pero los sentimientos hacia ella son diferentes de una amistad.

Me gustaba; y al saber que era lesbiana, todo se iluminó en mi mundo. Tenía una oportunidad. Y cuando Esteban dijo que ella me amaba... No lo pude creer. Podríamos ser novias, casarnos y tener hijos. Tal vez exageraba, pero desde hace tiempo pensé en eso.

Sonó el teléfono de mi casa y contesté rápidamente, tal vez era ella, pero no creo que llamara a estas horas.

- ¡HIJA, QUERIDA! – Era mi madre, su llamada de todos los lunes antes de ir al colegio.

- Hola, ma. – Suspiré.

- ¿Cómo estás? ¿Ya vuelves con nosotros? – Sentía su sonrisa imponente, así estuviéramos hablando por teléfono.

- No, quiero ser independiente. Te he dicho muchas veces, no pienso repetirlo más.

- Está bien.

Suspiré de nuevo, no la debo tratar así.

- Lo siento mamá. – Hice una pequeña pausa. – Mamá, sé que esto no es para decirlo por teléfono, pero... hay algo que hace mucho debo contarte. – Mi mamá no sabía que me gustaban las chicas, pero mi padre sí. A él le tenía más confianza.

- Dime, debo ir al trabajo y tú al colegio. – Adaptó un tono serio.

- Bueno... - Calmaba mi nerviosismo. – Me gustan las chicas. – Tenía ganas de colgar. Lo iba a hacer, pero mi madre al instante me respondió.

- Ya lo sabía. Emily, eres mi hija. Lo sé casi todo de ti. Desde pequeña mostrabas poco afecto a los hombres; creo que al único que mostrabas afecto era para tu padre, pero, ¿otro hombre? Jamás. Pero con tus amigas era diferente. Emily, yo aún sigo orgullosa de ti y te amaré tal y como eres.

- Gracias mamá. No puedo decirte nada más, llego tarde. Te amo. Gracias, gracias, gracias.

Colgué, tomé mi bolso y salí corriendo. Necesitaba verla.

Llegué al colegio y la busqué por todas partes. No estaba en el patio, en el jardín, en ningún edificio o salón. ¿Será que no vino?

Pasé el día sin verla. En cada intermedio para la siguiente clase la llamaba pero jamás contestó; ¿qué mierda pasa? Me preguntaba.

Era molesto llamarla, así que mejor no lo hice más.

Ya en la tarde, sonaba mi celular. Era ella. La alegría que tuve fue como un niño al tener un perro.

- Casey, ¿por qué no fuiste? – Dije al instante que contesté. Sólo se escuchaba una respiración, y se esforzaba en respirar.

- Ayúdame, por favor... - Se escuchaba como sollozaba, mientras intentaba respirar. – Mi padre se fue, pero... - Sentí como algo se golpeaba con el suelo. Casey dejó de hablar, y no se escuchaba su respiración.

- ¡CASEY! – Grité fuertemente.

Salí de mi casa corriendo, no puede ser. ¿Qué mierda le hizo ese hijo de puta? Tengo ganas de matarlo.

Había una escalera que iba directo hacia la ventana de su habitación y estaba abierta, ella se había prevenido.

Subí las escaleras y entré por la ventana; y vi una escena más triste que Jack muriendo de hipotermia por salvar a Rose en el titanic.

Casey estaba tirada en el suelo inconsiente, sangrando por su boca y su nariz; con sus ojos morados. No sé cómo estaba su cuerpo, pero sé que estaría muy mal.

La tomé con cuidado y la cargué hasta su cama. Limpié la sangre de donde salía, no podía hacer mucho por sus ojos. Levanté su camisa... Por Dios.

Tenía 5 moretones en su espalda gigantes; en su estomago habían 2 y 3 mordidas en el cuello. ¿Qué mierda?

- Me gustas, Emily. – Susurró Casey, me miró a los ojos por un instante y de nuevo se desmayó.

- A mi mucho más, Casey.



Cosas terribles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora