Capítulo 8.

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''Llevabas tiempo sin sonreír de verdad, pero alguien consiguió que sonrieras sinceramente, entonces ves que esa persona es especial.'' ''Y tú eres esa persona especial, Emily.''  Casey.

Hace una semana vivo en la casa de Emily, está feliz de que esté allá. Me consiente como nadie lo ha hecho, me da abrazos y besos en la mejilla cada vez que me ve y no quita su mirada de mi cuando piensa que no me daré cuenta.

La razón por la cual estoy en la casa del ángel, es obviamente por mi padre.

No fui al colegio ese día porque me levanté 20 minutos luego de la entrada, así que no fui.

Ahora eran las 5 de la tarde y mi padre llegó con su amigo, completamente borrachos.

Me levanté del sillón y mi padre me tomó fuertemente del brazo, volteé el rostro y su amigo me empujó a la pared y comenzó a besarme el cuello. Eso no era para nada excitante o divertido.

Lo empujé y el cayó al suelo; salí corriendo hacia la puerta y antes de abrirla, mi padre me dio un puño en la parte trasera de la cabeza y choqué con la puerta. Caí boca abajo, luego él me volteó y empezó a darme golpes por todas las partes de mi cuerpo. Rostro, abdomen, brazos, entre otros. Algunas veces sus golpes fallaban y le pegaba al suelo, para luego morir de rabia y pegarme a mi.

Se levantó, me agarró de un pie y me llevó a la sala. Luego escuché como pasos se alejaban y se cerraba la puerta principal. Me tomó unos minutos en levantarme e ir a las escaleras, me dolía todo el cuerpo y el asma no ayudaba mucho.

Entré a mi habitación con dificultad, la vista borrosa y tratando de respirar. Tomé el inhalador que estaba en el cajón al lado de mi cama y lo puse en mi boca. Lo oprimí y salió un aire del inhalador.

Llamé a Emily, me costó buscar su número ya que aún tenía la vista borrosa. Contestó a los pocos segundos

- Casey, ¿por qué no fuiste? – Dijo al instante, se notaba preocupada.

- Ayúdame, por favor... - Estaba llorando, no podía soportarlo. Al llorar, de nuevo intentaba respirar. – Mi padre se fue, pero... - Todo el mundo desapareció en ese instante; todo se veía negro y no recordé nada más.

Emily dijo que desperté por un instante y le dije algo. Le pregunté que fue pero no quiso decirme.

Ojalá no haya sido algo de que me gusta o algo por el estilo.


En este instante estoy en el sillón, tengo suerte de que no haya clase por dos semanas. Así podré recuperarme además estar más con Emily.

Me tapó los ojos a lo que yo sonreí; esta chica me hacía feliz con tan poco.

- ¿Cómo estás el día de hoy? – Saltó por encima del sillón para luego sentarse junto a mi y luego abrazarme; aunque a veces dolía mucho no quería interrumpir esos momentos tan hermosos. Me quiso dar un beso en la mejilla, pero no me di cuenta y volteé el rostro. Nos dimos un pequeño beso en los labios.

Nos sonrojamos, pero ella sonríe y no quita sus manos de mi cintura. Las ganas de besarla otra vez aumentan y me acerco a su rostro, ella se fija en mis labios y luego en mis ojos.

También se acerca.

Estamos a punto de besarnos.

Siento sus manos en mi cintura apretando cada vez que nos acercamos.

Siento su respiración cerca de la mía.

No soporto estos pocos centímetros que nos quedan para besarnos.






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