Capítulo 13.

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Capítulo 13.

Emily

Ya es otro día; ¿dónde estás? Necesito verte, saber que estás bien.

No he dormido una mierda, tenía una leve esperanza de que Casey tocaría esa puerta. Por un momento he pensado que podría haberle pasado algo, rápidamente quité esa idea de mi cabeza. He estado atenta a mi celular desde ayer, nada. Sólo un mensaje de Ayleen:

''Quiero verte. Te deseo. :) ''

Esta chica me ha jodido todo.

No tengo apetito, así que iré al colegio con el estómago vacío y una ansiedad de puta madre. Quiero, deseo y necesito que Casey esté allá, que esté bien.

Llegué más rápido de lo esperado puesto que fui con la rapidez de Flash... No dejo de temblar. Corrí al ''bosque'' que había detrás del colegio, saqué la cajita de cigarros que tenía y saqué uno.

Al ver al mejor amigo de Casey, Esteban parecía igual o más ansioso que yo. Estaba a unos pocos metros cerca de mi pero no noté su presencia antes. Tomaba un café a grandes sorbos mientras tenía un cigarro en su otra mano.

- ¡Hey! – Dije cuando me acerqué a él. Él simplemente me miró y dio una media sonrisa, con el cigarro en sus labios. - ¿Cómo estás?

- ¿Sabes que ha pasado con Casey? – Cambia de tema; de igual manera yo venía a preguntarle lo mismo.

- No, iba a preguntarte... ¿Te ha llamado? ¿te ha mandado un mensaje? – Las últimas dos oraciones las dije tan veloz que no sé si realmente me entendió o sabía que iba a preguntar.

- No he hablado con ella, ese es el problema. Ella siempre habla conmigo. ¿Sabes si le sucedió algo?

- Ayer... - Comencé a contarle lo que había pasado ayer en mi casa, con Ayleen. No tenía ni una expresión facial al terminar la historia.

- Tengo miedo. Ella es capaz de hacer cualquier cosa. – Dio un gran sorbo de café, terminando el líquido que antes había en ese vaso.

- Lo sé, yo también tengo miedo. Pero sé que está bien.

Se quedó un minuto en silencio.

- ¿Sabes que ella te quiere con todo lo que tiene? No sé si te quiere más que a mí, cosa que supongo que no, o sea, soy yo. – Bromeó con un comentario engreído. – Es broma. Pero, ella te quiere. Jamás la vi tan feliz desde...

Se quedó una vez más callado, abrió los ojos como platos y metió su cigarro en su boca el cual aspiró demasiado fuerte. Sin darme cuenta, yo había terminado el mío. No recuerdo cuando lo prendí.

- ¿Desde cuándo? – Necesitaba saberlo.

- ¿Recuerdas cuando se besaron en mi fiesta? Desde ese momento fue feliz, su sonrisa siempre es tan grande cuando se acuerda de ti (que créeme, es todo el tiempo) o cuando estás cerca de ella. Tú eres todo lo que ella necesitó. – Lo dijo. Dijo lo que necesitaba. Él lo dijo tranquilamente mientras miraba al otro lado.

- Te contaré algo, pero promete que no se lo dirás.

Me miró como dudando si hacer la promesa o no.

- Prometido. – Dijo a los pocos segundos.

- Casey me gusta. Me encanta. Me fascina. Es la chica que siempre quise... La chica de la cual me enamoré.

Su sonrisa fue tan grande como la del Joker, quitando la parte malévola.

- ¡OH POR DIOS! ¡OH POR DIOS! NO LO CREO. ¿ES EN SERIO? – Reí y asentí. Se levantó de donde estaba y comenzó a saltar. – POR FAVOR, DÍCELO.

- Sabes que ella debe de estar furiosa conmigo.

- Lo sé, pero la vas a buscar ya, cariño. – Me sacó el cigarro de la boca y me empujó en dirección al colegio. – Ahora, ve.

Le di una última sonrisa y salí corriendo de ese lugar.

Estaba por el pasillo que daba al salón de matemáticas, y la vi. Se veía tan frágil... Tenía la misma ropa de ayer, ojeras enormes y los ojos rojos. ¿Por fumar un porro o por llorar? No tengo la respuesta.

Está a paso rápido para entrar al baño. Salí corriendo en dirección hacia ella, entró al baño y yo después. Cerré la puerta detrás de nosotras con el pasador.

- ¿Qué mier... - No terminó su frase al verme a la cara.

- Casey... - Tenía un nudo en la garganta, tenía moretones en sus brazos y en su cara, sus nudillos sangrando. Me acerqué a ella, pero se apartó hasta la pared. – Déjame curar eso... - Me refería a sus nudillos hechos mierda.

- No.

- Por favor.

- NO. JODER. NO. – Se alteró y se quebró... cayó al suelo y comenzó a llorar. La única persona que me importa se acaba de quebrar enfrente de mí. No, por favor, no...

- Casey, ¿qué te pasó? – Me agaché junto a ella, mientras intentaba quitarle las manos que había puesto en su cara.

- Un tipo... quiso venderme droga... no le acepté... me empujó... nos cagamos a golpes... - Respiraba con dificultad. – Juro que no quería hacerlo... mi ira se disparó... Primero lo de esa tipa a la que amas y luego ese tipo. – Lloraba mientras golpeaba el suelo con los puños, haciéndose más daño. Agarré sus brazos y los sostuve.

- Ella no es nada para mi...

- ¡POR SUPUESTO QUE SÍ! SE NOTA COMO TE MIRABA, Y CÓMO LA MIRABAS A ELLA. – Empezaba a entrarle paranoia. – ELLA ES TAN LINDA Y TÚ LO ERES MÁS, SON LA PAREJA PERFECTA. LA CUBRISTE CUANDO ME ACERQUÉ A ELLA Y...

- JODER, CASEY. – Comencé a gritar, no quería gritarle, pero no iba a darle la razón. Empezando porque no la tiene. – ELLA NO ES NADA PARA MI. ELLA ES UNA ESTÚPIDA QUE ME ENGAÑÓ. Y SÍ, ES HERMOSA. PERO NO TANTO CÓMO TÚ. CASEY, ¡ME ENCANTAS! ¡ME GUSTAS! ¡ERES MI PUTO TODO! YO SÓLO TE QUIERO A TI DESDE LA PRIMERA VEZ QUE TE VI.

Al terminar mi discurso, le di un beso profundo y dulce... Sus labios eran perfectos.

- Te quiero. – Dijo en mitad del beso.

- Te quiero con mi vida.

Se volvió más salvaje, no nos separamos. Sentíamos necesidad de los labios de cada una, de sentirnos cerca, de sellar ese ''te quiero''.

Cosas terribles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora