Capítulo 12.

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Casey.

Mis piernas moviéndose rápidamente sin mi consentimiento, no tengo poder sobre ellas. Mi respiración tan acelerada, en cualquier momento tendré que sacar mi inhalador. Quiero correr, correr hasta encontrar un lugar en donde sentirme bien. Mientras corro, lloro. ¿Por qué lloro? ¿por Emily? ¿por mi padre? ¿por como soy? ¿por todos mis problemas? Necesito parar.

Agarré mi caja de cigarros casi vacía de mi bolsillo y prendí dos al mismo tiempo. Temblaba, no podía respirar bien pero debía seguir fumando para relajarme. Consideré buena opción tener mis dos cigarros a un lado y mantener mi inhalador en la otra.

Todo se vuelve mierda una y otra vez.

...

No me di cuenta que ya estaba oscureciendo, llevaba horas sentada en un mismo lugar. Terminé mi caja de cigarros, compraría más luego.

Pero, ¿dónde pasaré la noche?

No quiero ir a la casa de Emily, tal vez la otra chica siga en ese lugar. Emily debe estar disfrutando con ella.

Tenía mi bolso puesto en el hombro mientras caminaba sin rumbo alguno.

Escuché música electrónica sonando a todo volumen a mi izquierda; era un bar. O una discoteca, no lo sé.

Caminé lo poco que me quedaba para llegar al lugar y entré, no sin antes mostrar mi identificación al guardia de seguridad en la entrada. Daba igual si se lo mostraba o no, habían tipos de 14 años en adelante.

- Hey, chica. – Sentí una voz cerca de mi oído y me estremecí. Di media vuelta y me encontré a un hombre alto y delgado, que me señalaba 4 cuadros de LSD. Negué con la cabeza, pues no podía escuchar mi voz por la música que retumbaba por todas partes.

El hombre se acercó y me empujó con una sola mano, ya que pretendía golpearme.

Y la fiesta empezó.

Cosas terribles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora