¿Cómo lo pasaste? – preguntó con una sonrisa. Lo miré por unos segundos y cambié la mirada al suelo rápidamente.
Genial – hablé -¿cómo estás tú?- Martin hizo una mueca extraña y sonrió, pero era una sonrisa diferente. Una sonrisa sin ganas. Una sonrisa falsa.
Estoy bien – la mentira más grande la vida. Podía notar en sus ojos y en su sonrisa que no estaba del todo bien. Miré sus manos y sus dedos jugaban con las llaves del auto – Iba a hacer un par de compras – dijo apuntando su auto - ¿quieres ir? – titubeé unos segundos mientras él esperaba una respuesta.
Bien – dije sonriendo. Caminamos hacia su auto en silencio. No sabíamos que decir pero podía apostar mis ojos a que Martin quería saber acerca de Ian, su mirada lo decía. Nos fuimos en silencio al supermercado. Al entrar, Martin tomaba algunas cosas y las ponía en el carro – ¿Tienes antojo? – pregunté con humor. Él sonrió.
Hoy van amigos a casa porque haremos un asado – dijo mientras tomaba un pack con botellas de cervezas individuales. Asentí con la cabeza. Seguimos caminando por los pasillos mientras Martin miraba concentradamente los productos. Cuando estaba listo, salimos y nos subimos al auto. Quizás las personas creían que éramos una pareja que lleva años juntos pero la verdad es que nadie sabe qué somos exactamente. Al llegar a casa, saludé a Marie y subí al dormitorio para quitarme los zapatos. Quería sentarme en la cama porque había caminado todo el día con Ian. Ian, el chico que conocí de un segundo a otro. El chico en quién debí haber desconfiado pero no fue así porque me inspiró mucha confianza y seguridad. Me saca una sonrisa. Recordar sus chistes y como me explicaba cosas interesantes acerca de la fotografía me hace querer verlo otra vez. La puerta es golpeada y rápidamente me pongo de pie. Era Marie.
Cariño, iré a la casa de mi amiga Teresa – se acercó – si necesitas algo, Martin estará abajo en el patio con sus amigos , así que no te preocupes si quieres ir a la cocina y tomar algún bocadillo , es tu casa – sonreí agradecida – te veo más tarde querida.
Espero que disfrute mucho y gracias – respondí sonriendo. Ella asintió con la cabeza y se alejó cerrando la puerta. Ahora comenzaba el drama. Debía bajar las escaleras y enfrentar a esos chicos amigos de Martin. Me preparé unos minutos porque estaba nerviosa. Caminé por toda la habitación practicando un par de palabras pero me intimidaba la idea de ser la única mujer en la casa. Cuando tomé el valor suficiente, salí del dormitorio con mi teléfono en la mano. Bajé las escaleras lentamente observando todo mi entorno. Sentí risas y palabras fuertes desde la cocina. Vaya, me quería devolver corriendo al dormitorio pero ya era una adulta y debía enfrentar los obstáculos. Creo. Cuando llegué a la sala de estar , Martin estaba tomándole una foto a uno de sus amigos quien posaba con una botella de cerveza en la mano. Me quedé quieta en el lugar y ambos me observaron. Sonreí.
Hey! amici!- dijo en voz alta- Lei è Diana- aparecieron cuatro chicos más desde la cocina y sonrieron amistosamente. Mis piernas temblaban.
Ciao – dije tímidamente. Ellos seguían sonriendo y se miraron rápidamente.
Ciao bella – respondió uno de los jóvenes. Mis mejillas amenazaban con ponerse escarlata y miré a Martin para sentirme cómoda.
è un turista- agregó Martin llevando la botella individual de cerveza a sus labios. Los chicos seguían mirándome con una sonrisa divertida.
Un gusto conocerte – dijo uno de ellos. Me sorprendí al no escucharlo hablar italiano. Sonreí.
Igualmente – el joven me guiñó un ojo y se volvió hasta la cocina para seguir con lo suyo.
¡Martino!- dijo uno de ellos - non è tuo – burló y comenzó a reír alejándose sin antes dedicarme una sonrisa traviesa. Martin negó con la cabeza y miró al suelo. Tomé mi teléfono y revisé mis mensajes. Sus amigos cuchicheaban en la cocina asomando sus caras por la puerta. Parecían un grupo de niñas hormonales. Eran divertidos. Antes de caminar hacia la escalera, uno de los chicos se acercó.
Hey- dijo tímidamente- Sei una donna molto bella – alcé una ceja sin comprender y sonreí. Los chicos se reían desde la cocina. El chico se dio la vuelta y volvió a la cocina con los demás. Puse cara rara y subí las escaleras para ir a responder mis mensajes con tranquilidad. Comencé a indagar mi maleta hasta encontrar un bonito conjunto para mi salida con Ian mañana. Tomé unos vestidos porque con el intenso calor que se sentía a lo largo del día era como una tortura, sobre todo si usaba pantalones. Mientras miraba un vestido color celeste claro que tenía, golpearon la puerta. Grité un ''Adelante'' y apareció Martin.
Diana – alcé la vista – ven a comer algo, tenemos asado y si no quieres, mamá dejó pastel y otras cosas en la cocina – asentí con la cabeza.
Muchas gracias, ya bajo – el asintió y cerró la puerta. Martin estaba actuando de una manera muy extraña desde que me vio con Ian hoy. Ya no contaba chistes o se reía por cosas torpes, tampoco me molestaba o planeaba salidas locas, ahora estaba más serio conmigo. Dejé el vestido estirado sobre la cama y bajé las escaleras para comer algo. Martin y sus amigos estaban sentados en el patio riendo y hablando en italiano. Entré a la cocina sin hacer mucho ruido y al abrir el refrigerador, encontré un pastel con fresas que se veía grandioso. Eso debía comer. Eso era lo que mi cuerpo pedía. Una buena dosis de azúcar. Tomé un trozo y lo puse sobre un plato. Tomé también un poco de uvas y un vaso de refresco.
Diana – gritó Martin desde afuera – ven un segundo por favor- alcé una ceja y caminé hasta el patio. Los chicos quitaron la mirada de lo que hacían y nos observaron - ¿no quieres un trozo de carne o algo? – negué con la cabeza.
Justamente estaba sirviéndome pastel – sonreí – pero gracias- Martin asintió con la cabeza.
¿No estás aburrida? – los amigos de Martin miraban atentamente. Al parecer les llamaba la atención escucharnos hablar otro idioma.
No , no , de hecho, estaba revisando unos mensajes que tenía – Martin no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza y siguió con lo suyo. Me iba a retirar hasta que uno de los chicos habló.
lei è mia – me giré sin comprender y todos los chicos rieron.
Martin arrabbiato – burló otro. Martin negaba con la cabeza y reía. Odiaba el hecho de ser tan vulnerable entre ellos por no hablar su idioma.
Non è mio- respondió Martin – jamás será mía- abrí los ojos como platos y traté de caminar. Al parecer Martin no se había percatado de que estaba hablando en mi idioma – es linda pero no es mi tipo – le decía a uno de los chicos - molto bello ma molto inocente – caminé en silencio sin girarme. ¿Qué pasaba con Martín? , no recuerdo haberle insultado o algo parecido. Me sentía muy incómoda y lo único que quería era llegar al dormitorio y acostarme por horas. Su frase rondaba en mi mente y no encontraba una respuesta porque claramente, no había. Martin y yo no somos compatibles. Su vida está acá en Italia mientras que yo debo encontrar mi camino y seguirlo sin mirar atrás. Desde el principio dije que venía de vacaciones a descansar, no a crear o vivir una historia de amor ridícula. Parte de mí se había molestado por el hecho de que Martin me haya besado hace unos días y ahora no entablaba conversaciones conmigo. Estúpido orgullo y diferencia de idiomas. Volvería a mi país ahora mismo pero siento que Roma tiene algo para mí.
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Te encontré en Roma.
Romance'' Si la vida te da oportunidades únicas, debes tomarlas. Son como aventuras que tatuarás en tu memoria''.