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Quedan minutos para aterrizar y pisar tierra Italiana. El viaje se me hizo corto. Estaba nerviosa por llegar a un lugar lejano sola porque era una aventura. Cuando pisé el aeropuerto y retiré mis cosas, busqué a tía Marie. Me había dado indicaciones sobre donde estaría y que ropa estaría usando. Me arreglé un poco el cabello y comencé mi búsqueda visual.

Marie, Marie, Marie , Marie , aparece Marie - susurré mirando a cada persona que se cruzaba. Una mano se agitó en mi dirección. Era ella. Sonreí y caminé rápidamente hacia su dirección. No estaba sola, estaba con un joven alto, de cabello castaño , ojos verdes y una sonrisa ladeada. ¿Quién es él?. Abracé a Tía Marie.

¡Finalmente! - su voz era tierna - bella come sempre - sonreí. Tardaría años en entender todo lo que me dirán - Es un gusto verte otra vez bambina - sus manos acariciaban mis brazos - éste es mi hijo Martin - sonrió acercándolo. Él bajó su cabeza en forma de saludo y sonrió.

Un piacere conoscerti - Intimidante con ojos penetrantes, sonrisa segura y un acento irresistible, asentí con la cabeza y traté de hacer memoria.

Grazie - respondí tímidamente - igualmente - me miró y sonrió otra vez. Tía Marie tomó mi brazo y me guió a donde supuestamente estaba su auto. Me hablaba de lo grande que estaba y de lo parecida que era a mi madre. Su acento me gustaba mucho. Subimos al auto.

Io guidola macchinaora - exclamó tía Marie a su hijo, él asintió y se sentó en el asiento trasero, cediéndome el del copiloto. Sonreí. El auto avanzó y todo se veía muy lindo, las construcciones eran maravillosas, el ambiente agradable y a cada cuadra que uno avanzaba, se deleitaba con detalles llenos de cultura. Me estaba gustando mucho Italia. - Vamos a ''Delicious Roma'' - sonrió Marie - es un lugar fantástico para comer pizza - asentí. Soy una gran fan de la pizza , no puedo dejarlo pasar. Nos estacionamos y al bajarnos del auto sentimos la brisa tibia. Nos sentamos afuera y dejé que Marie pidiera. Yo no entendía mucho el menú así que observé el lugar detalladamente. Unos arbustos se ubicaban detrás de mí mientras que mi vista daba al interior del local. Habían unas luces ténues dentro, pinturas con paisajes romanos y personas conversando animadamente con el acento característico. La pizza llegó a nosotros y mi estómago rugía salvajemente. Rogaba que no se oyera. Tome un trozo y lo llevé a mis labios. Perfecto.

¿Te gusta? - sonreía Marie - si vienes a Roma , debes comer pizza , es una ley - reía animadamente - la auténtica pizza Italiana - asentí. Estaba grandiosa. Miré disimuladamente a Martin, quién estaba usando sus gafas para el sol mientras masticaba lentamente la pizza. Su perfil era lindo. Levantó la vista para mirarme y cambié la mirada. Claro, ese momento es tan rápido cómo una estrella fugaz y lo mas divertido es que a pesar de todo , la persona sabe que lo estabas mirando. Marie se puso de pie para ir al baño y se alejó sonriendo. Llevé el vaso a mis labios mientras pensaba en alguna palabra para decir.

Entonces... - dijo Martin leyendo mi mente - tu primera vez en Europa - dominaba el español aunque su acento le daba el toque Italiano que me gusta.

Así es - sonreí - hasta ahora me ha gustado mucho - Martin asintió y miró a todos lados.

Es un lugar muy lindo, yo he tenido la oportunidad de viajar a muchos lugares y creo que es la mejor inversión que puedes hacer - lindo, con buen acento, y además inteligente ¿Qué le falta? - Estuve en Miami hace un año , me gustó bastante aunque prefiero Nueva York , por cosas mías - sonrió - es un lugar genial.

Eso es grandioso - respondí interesada. Era agradable escucharlo contar historias - No había salido del país antes, por estudios y porque simplemente no me di el tiempo de planear algo, hasta ahora y creo que es una de las mejores decisiones que he tomado - elevó la barbilla y luego la bajó sonriendo.

Eso es bueno , este es recién el primer día - me quedé mirándolo y sólo asentí - Roma está lleno de aventuras - sonrió con seguridad y me guiñó un ojo. Escalosfríos. ¡Que atractivo es!. Marie volvió y nos indicó que iriamos a su casa para que yo me diera una ducha y descansara un rato. Fuimos en el auto tardando mas o menos quince a veinte minutos. Su casa es muy linda. Es de dos pisos , con las paredes exteriores perfectamente blancas, tejas arriba , arbustos al lado del garage , dos pinos pequeños en la entrada de la casa y una fuente que hacía caer agua para los pajaros. Era hermoso. Entramos y su casa se veía impecable y completamente iluminada por los rayos del sol.

Estás en tu casa Bambina - sonrió Marie - ven , te mostraré tu cuarto - me llevo de la mano y subimos las escaleras hasta llegar a un cuarto bien decorado , con paredes color crema y una cama blanca que se veía cómoda - Deja tus cosas donde te acomode, tienes acá un pequeño balcón para disfrutar la vista del jardín y de la ciudad un poco - reía - cualquier cosa estaré abajo - besó mi mejilla y le agradecí una vez más. Me metí en la ducha y me relajé completamente. La sensación del agua cayendo por mi cuerpo era algo grandioso. Salí del baño ya vestida mientras ponía perfume en mi cuello. Bajé las escaleras y encontré a Marie regándo sus plantas en el jardín. Era amplio y lindo. Tenía una mesa con sillas para beber té , una piscina con azulejos oscuros y un estante con herramientas de jardinería. Caminé lentamente observando las flores de colores que se veían maravillosas y muy bien cuidadas.

Éste es mi método de relajación - Dijo Marie podando unas plantas - las plantas son como el amor- me puse de pie junto a ella - debes regarlas, ponerles calor , cortar lo que es innecesario - la miré fijamente , tenía razón - Es por eso que algunas relaciones no perduran, porque se emocionan con la flor y luego ya no le prestan atención y ahí es donde se secan - su metáfora y la forma en la que lo explicaba era muy sabia. Asentí con la cabeza.

Es cierto - respondí - las personas dejan que la flor se marchite , aunque es natural que lo hagan, es parte de ellas marchitarse - no imaginé que venir a ver el jardín sería tan profundo emocionalmente. Ella dejó de cortar y entrecerró los ojos.

Sí , aveces no se puede evitar , por eso , hay que disfrutarlo mientras dure - cuanta razón. Marie es sabia en el amor. Me pregunto ¿Quién será su esposo? - ¿Hay alguien en tu vida Diana? o por otra parte rompieron tu corazón y piensas que ya se marchitó - me sorprendió. Tragué duro.

Estoy soltera y creo que mi corazón es una flor artificial porque a pesar de que se marchite, vuelve a vivir - sonreí. Marie asintió y acarició mi brazo.

Eres joven y muy bella cariño, no te preocupes, tu jardinero aparecerá cuando menos lo imaginas - reí. Es muy dulce - bel fiore - musitó. Le iba a preguntar por su esposo cuando apareció su hijo con dos vasos de refresco.

Sé que lo necesitan - sonreímos y le agradecimos a Martin. El llevó ambas manos a sus bolsillos mientras miraba las plantas. Hubo unos segundos de silencio. La limonada estaba fresquísima y deliciosa.

Martino - burló su madre - Perché non mostrare la città la ragazza?- alcé las cejas - prendere l'auto e portarla a mangiare il gelato - miré a todos lados sin entender. Martin asintió con la cabeza y me miró fijamente.

Ammaliato - sonrió satisfecho - perfetto - miré sin entender aún y terminé de beber lo que quedaba de limonada en mi vaso.

Cariño, Martin te llevará a conocer la ciudad y a tomar un helado - acarició mi cabello - es un buen panorama para comenzar - acepté y me despedí para luego ir por mi cartera. Mientras bajaba la escalera , Martin y Marie hablaban en el patio sin notar mi presencia, ella sonrió y le guiñó un ojo para luego despedirse de mi con un beso en la mejilla. Me giré y vi a Martin abriendo la puerta de su auto esperando que subiera. Sonreí tímidamente.

Grazie - reí. Alzó las cejas y sacó una sonrisa natural. Me ruboricé y subí rápidamente al auto. No quería que notase mi rostro escarlata a punto de explotar. Se dio la vuelta y subió al auto con seguridad. Acomodó su cabello y bajó sus gafas para el sol a la altura de sus ojos. No le quité los ojos de encima, era muy guapo. El auto avanzó dejando atrás la casa de Marie, una música baja comenzó a sonar y moví la cabeza al ritmo del bajo. Martin me observó rápidamente y sonrió conduciendo tranquilamente.

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