No quería decirme a dónde íbamos pero me entusiasmaba saber por lo largo del viaje. Llegamos a un hermoso lugar con blancos edificios antiguos sobre la montaña que estaba en parte de la playa. Alcé las cejas sin poder creerlo, al parecer era una península. Nos detuvimos y Martin abrió mi puerta con una gran sonrisa. Santo cielo ¿Qué maravilla es ésta?. Miré todo con emoción y cerré los ojos para respirar e intensificar el aroma a la bahía. Me giré y Martin estaba apoyado en el auto con los brazos cruzados mientras reía.
¡ES HERMOSO! – dije con emoción - ¡ERES HERMOSO! Digo, no, o sea, si pero me refiero al lugar y el mar, es , no quería decir eso, yo – Había metido la pata y quería que me tragara la tierra italiana. Martin reía y negaba con la cabeza acercándose.
Tenías que conocer Sperlonga Diana – dijo apuntando el mar- es un lugar grandioso y sabía que te gustaría- aplaudí animadamente y corrí al auto para tomar mi bolso con la cámara fotográfica. Caminamos por el hermoso lugar, llegando a la arena para comenzar a tomar fotos.
Vaya, creo que no quiero volver- dije mirando el mar – es tan lindo – Le tomé una foto a Martin, quien observaba el paisaje concentradamente. Había quedado genial. Seguí tomando mientras me paseaba por la arena. Me senté y quité mis sandalias con rapidez para poder sentir la arena en mis dedos. Martin observaba en silencio. Le entregué mi cámara mientras yo intentaba ponerme de pie. Corrí y salté por la playa, giré y reí animadamente, esto era el cielo mismo. Me dejé llevar por la bella sensación y dancé en la arena suave. Corrí hasta el mar y sentí la deliciosa sensación del agua envolver mis pies. Lancé agua en el aire mientras cerraba los ojos disfrutando cada interacción con la naturaleza. Martin miraba desde la arena con la cámara en las manos. Lo saludé y comencé a reír con ganas - ¡TIENES QUE VENIR! – grité con fuerza – te estás perdiendo la diversión- Martin negaba con la cabeza y reía a lo lejos - ¡vamos Martin! – se acercó mientras llevaba la cámara sobre el pecho. Lo bueno era que mi cámara era apta para el agua así que no me preocupé. Se acercó y comenzó a caminar cerca de mí, mirando el mar con interés.
Ese sí que fue un espectáculo – dijo mirándome. Reí y miré el mar.
No pude evitarlo – confesé. Martin puso su mano bajo el agua y la levantó rápidamente mojándome toda la ropa y el rostro. Me quedé quieta mientras escuchaba la risa contagiosa de Martin. Empujé mi pie en el agua y le lancé agua de vuelta mojando su sudadera blanca y sus pantalones negros ajustados. Me miró con venganza y comenzó a perseguirme por el agua. Reí con tantas ganas que me cansaba con rapidez, además, se me dificultaba correr en el agua con las pequeñas olas golpear mis piernas.
¡ VIENI QUI! – gritó Martin haciéndome reir - Non correre! – le lancé más agua y corrí por la arena tratando de apresurarme. Por desgracia, me cansé y mi velocidad disminuía, haciendo que Martin me alcanzara y me envolviera en sus brazos.
¡NO! –grité de manera divertida – ES INJUSTO, TUS PIERNAS SON MÁS LARGAS – Martin reía con ganas mientras me tomaba en sus brazos y me llevaba al mar. Comencé a patalear riendo pero lo único que conseguí fueron más risas de su parte. Envolvió mi cintura con su brazo y al llegar al mar me giró haciendo que me mojara más. Traté de soltarme pero él me aferraba más a su cuerpo. Era divertido pero al mismo tiempo era apasionado. Luego de un forcejeo con risas, nos miramos fijamente a los ojos.
dammi un bacio carino – dijo con sus manos sobre mis brazos - Dammi un bacio dolce – susurró mirando mis labios - Prendete il mio respiro- lo miré sin entender sus palabras – Bésame, dame un beso dulce y déjame sin aliento Diana- alcé mis cejas y tragué lentamente. Sin pensarlo me acercó a él y con sus manos en mi rostro me besó con fuerza. Había necesidad en éste beso y eso me hizo seguirlo con más ganas. Tomé su rostro con mis manos y me acerqué aún más a su cuerpo para que no hubiese espacio entre nosotros. Martin me tomó con sus fuertes brazos y me hizo girar sin separarse de mis labios, escuchando el sonido del mar y la dulce sensación de nuestros labios al chocar. Bajó lentamente mientras sentíamos el agua tocar nuestros cuerpos, mientras mis manos acariciaban su cabello y las suyas recorrían mi espalda. Nos miramos a los ojos agitados.
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Te encontré en Roma.
Romance'' Si la vida te da oportunidades únicas, debes tomarlas. Son como aventuras que tatuarás en tu memoria''.