Capitulo VI.

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Cloe.

Cuando me desperté me encontré con la mirada divertida de Jena, estaba tirada a mi lado en la cama. ¿En que momento me quede dormida?

Recuerdo haber entrado en el baño y haberme relajado tanto, necesitaba una buena ducha. Luego al salir ya vestida me senté unos minutos en la cama para poder acomodar bien mis sandalias de tacón. Las cuales use tres, casi, cuatro días seguidos, mis pies me pedían a gritos que espere un rato más antes de volver a usarla. Y eso hice, me recosté en la cama de Mike solo unos minutos, cerré los ojos y... Oh.

-¿Cuánto tiempo llevo dormida?-le pregunte a Jena.

Me senté en la cama, frote mis ojos y levante un poco la vista, Mike estaba apoyado en la puerta y sonreía.

-No mucho, solo una hora- me contesto Jena.

-¿Ya comieron?

-No, Mike pidió pizza, ya que no sabía que cocinar y digamos que tampoco tenia ganas. - Jena mira sus uñas - Llego recién, te llamamos pero no respondías, así que subí a ver que era lo que te entretenía tanto y te encontré dormida, no te culpo, esta cama es muy cómoda- Se tumbo para atrás, como una ballena. No pude evitar reír y a la vez concordar con ella, esta cama es muy cómoda.

-Si, es muy cómoda.-Mire a Mike -Perdón, no quería quedarme dormida, solo...

-No te preocupes Cloe- él me interrumpió. -Ahora, bajemos a comer.

Jamás habíamos "encargado" pizza antes en el palacio, la madre de Jena y Mike siempre las hizo caseras, nada se compara con su comida, pero estas pizzas tampoco están nada mal.

La cena fue divertida, ver como Jena y Mike peleaban por el último pedazo era muy gracioso, al final la corte por la mitad y ambos estuvieron en paz. Luego Mike saco helado, lo tenia guardado en la heladera, una sorpresa para nosotras, solo era de dos sabores: chocolate y granizado. Estaba bien para mí.

Mientras disfrutábamos del postre, miramos una película que estaban pasando por televisión. Ya estaba por la mitad pero era fácil de entender y entretenida. Una noche con ellos sirvió para hacerme olvidar que no estaba en el palacio, que no sabía nada de mi familia, ni de mi pueblo. Me sentía como una persona normal que disfrutaba una noche con amigos, normal.

Justin.

Los hombres me siguieron hasta Nueva York. Mire de nuevo los datos de la dirección del hotel donde se hospedaba Michael Green. Y no estaba lejos, solo a unas dos o tres cuadras, tenía el tiempo suficiente para sacarme a estos dos tipos de mi camino.

Entre en un callejón y me apoye en la pared, en una pose despreocupada, lleve una mano a la parte trasera de mis pantalones, donde llevaba una de mis armas guardadas, si estos tipos dan la respuesta incorrecta, no saldrán vivos de aquí.

No paso mucho hasta que llegaran al callejón, eran cuatro de nuevo, pero no eran los mismos de la otra vez, esta vez eran otros, muchos más jóvenes. Quizás de unos veinte y tantos, no podía ver sus caras bien, la oscuridad no ayudaba, y la iluminación de la calle era mala. Ellos se sorprendieron al verme ahí, esperándolos. Y dieron un paso, solo uno y se quedaron tapándome la salida.

-¿Por qué ustedes me siguen? -les pregunte, fui directo al punto.

Uno de ellos, el que estaba en el medio soltó una mala palabra. Y miro a sus compañeros. Dijo algo en francés y sus amigos tomaron unos palos que estaban en el suelo. Tomo eso como una respuesta incorrecta. Dispare directo en el pecho al primero que vi, no hubo ruido, tengo un silenciador en el arma para no levantar sospechas. Sus amigos solo sintieron el ruido del cuerpo al caer, mientras uno se agachaba a socorrerlo, otros dos intentaron acercarse a mí, le dispare a uno otra vez en el pecho y al otro en el estomago. Se que ninguno de esos están muerto, solo mate a uno, al primero en caer. Los otros dos en unos meses estarán como nuevos, claro, si reciben atención medica. El único que quedaba sano salio corriendo.

Atrapar a la Princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora