Frase 136#

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Estaba loca.

Su tristeza no era de este mundo, a veces estallaba a reír cuando me lloraba sus penas, y solía enredarse el pelo cuando le iba bien.

Se pintaba los labios para dormir 'Quiero estar guapa para mis sueños' me decía. Luego se levantaba con el rímel corriéndosele en sus ojeras, como en mis mejores fantasías, y me preguntaba la diferencia entre una nube y una ola.

Yo la observaba en silencio -un silencio consciente, pues ella era una de esas mujeres que te hacen saberte derrotado antes de intentarlo- como si se tratara de vencerla sin palabras, como si fuera la única forma.

Ilusa.

En ocasiones todo lo que hay más allá de alguien es superfluo, y todo lo que hay dentro de uno, redundante.

No sé, le hubiera repetido un millón de veces por segundo que era más guapa que un pájaro sobrevolando el mar, y que sabía más dulce que la caricia de un padre, pero ella estaba loca, loca como un silencio en medio de una escala, y solo me besaba cuando me callaba.

Maldita sea.

Solía decir que los peces eran gaviotas sin alas y que era imposible tocarla sin que gritara.

Yo lo disfrutaba: era un instrumento delicioso.

Cuando le decía que amaba su libertad, sonreía y subía las escaleras del portal corriendo, diciendo que echaba de menos a su madre.

Cuando tenía miedo, se ponía el abrigo y se miraba al espejo, entonces se reía de mi y se le pasaba.

Cuando tenía hambre me acariciaba el pelo y me leía un libro hasta que se quedaba dormida.

No sé que hacía ella después, pero cuando me despertaba ella seguía ahí, y mi pelo lleno de flores.

Un día se fue diciendo algo que no entendí, quizás por eso empecé a escribir:

' No me estoy yendo -me dijo- tan solo soy un fantasma de lo que nunca tendrás.'


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