Nos estamos volviendo verdaderamente gilipollas. ¿En qué nos estamos convirtiendo? Si ahora las relaciones se basan en la última conexión, si ahora los besos se mandan por emoticonos, y toda la atención que necesitas es que te conteste por WhatsApp de inmediato las 24 horas.
Qué clase de amor estamos creando, si ahora tu bueno humor va a depender de que te escriba para darte las venas noches y los buenos días, un amor que lee las conversaciones con otros buscando algún motivo para desconfiar, un amor en línea, un amor en letras, un amor que no entiende que no vivas pegado al móvil, un amor que sonríe por fotos enviadas.
¿Dónde quedaron las tardes charlando en cualquier banco bien colocado del mundo? ¿Y los besos de verdad? Si ya lo dijo Einstein: el día que la tecnología sobrepase a la humanidad, tendremos una generación de idiotas.
Pues señores y señoras, venidos a la maravillosa generación de idiotas, pero no se preocupen, esto evolucionará, y llegará un momento en el que nos volveremos tan tontos que ni podremos replantearnos que lo estamos haciendo mal.
