Capítulo XXI

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Siento si las ilusioné con la "segunda actualización el domingo" pero era Wattpad quien me estaba trolleando ya que me volvió a colocar la parte como borrador y me tocó volver a publicarlo. En verdad lo lamento :(

Entre otras cosas, quieren un preguntas y respuestas? si lo quieren, déjenme sus preguntas en la caja de comentarios. Responderé todas y cada una de ellas el próximo cap :3

Kat

Rachel Elizabeth Dare. Ese era el nombre de la chica que había estado buscándome como loca durante toda la pelea. Y también, era la que había firmado mi sentencia de muerte con su alocada pero coherente idea. Pero no la culpo, normalmente los que tienen el don de "Ver" resultan estando un poco. . . Locos. Basta con ver a Octavian. Pero, esa es otra historia.

Rodeada del caos, mi mente intentaba procesar cómo tártaros llevaría a cabo el plan de Rachel. Era algo que nadie nunca había intentado. Nadie. Ni siquiera se le pasó por la cabeza a ningún semidiós durante las dos guerras que habíamos librado. La sensación de adrenalina me invadía, la bendición de Marte ayudaba a que mis fuerzas aumentaran cada vez que el temor si quiera se asomaba. Y era por eso que me sentía capaz de hacer cualquier cosa.

Respirando con dificultad, intenté actuar natural acercándome a unas keres. Rachel me había advertido que no debería levantar sospechas, Erebus había sido advertido de que algún semidiós —y sabía con exactitud que era chica— tendría la posibilidad de vencerlo. Tenía ojos y oídos por todo lado, sus sirvientas, las mujeres-murciélago, estaban atentas a cualquier señal que les dijera quien sería la Heroína del Olimpo.

Por ahora, tenía que limitarme a descuartizar algunas criaturas infinitas. Luego, cuando fuera el momento indicado, la chica pelirroja me haría una señal para seguir con la segunda fase del plan. El único problema en nuestra elaborada estrategia era que no habíamos acordado cual sería esa señal.

—¡Eh, Kat! ¿Algo de ayuda por aquí? —oí decir a mi izquierda.

Era Annabeth quien se encontraba aplastada por el peso de tres Señoras Oscuridad (en verdad me sorprende mi habilidad con los apodos a los monstruos). Ella forcejeaba por quitárselas de encima defendiéndose con una inofensiva daga, lo cual no era demasiado útil en esta situación. Corrí hacia ella y en un único movimiento reduje a polvo dos monstruos. La tercera ker salió huyendo de ahí a una velocidad impresionante.

Tomé la mano de Annie y le ayudé a ponerse en pie.

—Gracias —dijo ella tosiendo—. Esa bendición te sienta bien.

—¿Cómo es que sabes de mi bendición? —pregunté quitándole algo de polvo del rostro. Me di cuenta que la pregunta era algo idiota teniendo en cuenta mi aspecto.

—La voz corre bastante rápido —sonrió Annabeth.

—Últimamente me he dado cuenta —reí.

El momento fue interrumpido abruptamente por una flecha que pasó rozando el costado derecho de mi cabeza, casi atravesando por completo mi oreja. Annabeth logró agacharse antes de que la flecha le diera en el ojo. Aunque no me costó demasiado deducir que no iba dirigida a nosotras, la flecha apuntaba justo al entrecejo de una ker que se acercaba silenciosamente por la espalda de Annie.

Giré rápidamente para encontrarme con una chica de facciones rudas, pelo al estilo punk con iluminaciones azules y unos ojos preciosos, azules eléctrico que dicen claramente: "Piénsalo dos veces antes de meterte conmigo" En la parte superior de su cabeza, llevaba una diadema con una Luna y una estrella a modo de diamantes. Sostenía un arco negro en alto sin su elástico tensado, respiraba con dificultad mientras sonreía de forma socarrona.

No Todos Los Hijos de Hermes Sonríen (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora