Capítulo XXVI

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Nico

Me quedé observando fijamente el punto por el que Kat se había alejado siendo escoltada por los gemelos Stoll. Tenía los puños apretados al tiempo que sentía algo oprimir contra mi pecho. Una sensación ardiente que resultaba extrañamente familiar, pues era la misma que había sentido al ver a Percy y a Annabeth juntos: Celos. Y aunque sabía que Travis y Connor no tenían esas intensiones -mas bien, NO deberían tenerlas-, el asunto seguía dejándome demasiado inquieto.

No supe con exactitud cuanto tiempo estuve observando nada en especial, pero puedo ser franco al decir que me sorprendió de sobremanera encontrar a Will Solace sentado en la mesa de Hades cuando salí de mi "trance".

—¿Qué haces aquí? —pregunté elevando las cejas, petrificado.

—Hola, Nico. Estoy muy bien, gracias por preguntar —bromeó Will sarcástico.

—Lo... siento —dije sacudiendo mi cabeza un poco—. Es solo que es extraño verte sentado en mi mesa cuando no te he invitado.

—Vaya, parece que el enojo que tenías estando en la enfermería aún no se ha ido —murmuró él levantando una ceja—. Como sea, venía porque no hemos hablado en mucho tiempo y quería saber como van las cosas —explicó encogiéndose de hombros con una expresión en la cara que no supe leer.

—Bien. —Suspiré—. ¿Qué quieres saber? —pregunté cruzándome de hombros y ladeando la cabeza, tomando una posición de aburrimiento.

—Oh, sólo lo que tú quieras contar... —dijo Will con expresión despreocupada—. O las cosas básicas, como qué tal te sientes después de la recuperación, o si has visto algo nuevo, si has visitado un nuevo lugar, si tienes novia...

La última frase me dejó sin habla, ya que Will la había pronunciado casi forzosamente. No lograba terminar de comprender porqué estaba adoptando una posición algo extraña. Como si odiara tener que hablar de ello conmigo, y si así era, ¿para qué venía a intentar entablar conversación usando aquello?

—Estoy bien, Solace —espeté rodando los ojos—. Y sobre lo último... ¿para qué quieres saber?

Will fijó su mirada en la mesa durante unos segundos, luego, esbozó una sonrisa típica de él y respondió, totalmente diferente a como había estado actuando anteriormente:

—Pura curiosidad, Chico de la Muerte —dijo—. ¿Acaso ya no se puede saber un poco acerca de la vida de los amigos?

Había vuelto a ser el molesto testarudo que conocí mientras saboteábamos los onagros. Mis ojos ardieron con furia al volver a oír el mismo mote con el que me había bautizado durante esos momentos. Lo miré fulminante.

—¿Cuántas veces voy a tener que repetirte que no me llames "Chico de la Muerte"? —le espeté gruñendo.

—Las suficientes para que considere que no te queda bien. —Will sonrió de forma socarrona—. ¿Vas a querer hablar conmigo luego de bastante tiempo o prefieres que regrese a la enfermería?

Estudié con cuidado todas las pistas que me diera el aspecto de Solace para saber cual era su insistencia en saber sobre mí. Pero por desgracia, nada indicaba algo fuera de lo normal, ni siquiera sus ojos. Me resigné a suspirar pesadamente y a responder los temas que Will había propuesto.

—De acuerdo —murmuré resignado, soltando los brazos e irguiéndome en la banca—. He estado muy bien luego de mi recuperación, gracias...

—Sigo sin entender el porqué intentaste hacer un viaje sombra hacia el interior del titán —interrumpió Will un poco divertido—. Fue algo exageradamente estúpido. Lo sabías, ¿verdad? —Tragué en seco y decidí ignorar olímpicamente su comentario.

No Todos Los Hijos de Hermes Sonríen (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora