cap 3 Tierra tragame

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Y cuando iba saliendo por la puerta, miré hacia al lado de una lamparita, y estaba una foto de él, en su graduación del último año de la escuela. Perfectamente arreglado, con una seguridad enorme... "Oliver scott sykes" ese era el nombre de aquel chico que me perseguía y que vivía en esta casa.

No pude hacer nada más y salí de ahí corriendo como pude. Que vergüenza. Última vez en mi vida que se me ocurre hacer esto. ¿Es que estoy loca? ¿a quién se le ocurriría entrar sin permiso a una casa que no conoce el baño? Solo a mí, claro.


Decidí dejar lo sucedido atrás. Caminé y caminé para encontrar el camino de vuelta al local. Era lo único que podía hacer. Era mejor que estar a mitad de la nada por el resto de la noche muriéndome de frío y morir ¿o no?


¡Y por fin se me ocurrió! Sam, mi salvación. Podía llamarlo por teléfono y él me iba a poder venir a buscar. Gracias al cielo, estoy a salvo. Pero esperen... ¿y mi celular? Oh, no. ¿Dónde está mi bolso de mano? No puede ser... ¡lo he dejado en el baño! Ahora no podré llamarlo, yo ni jodiendo vuelvo ahí. Estoy frita. Ahora sí, no me queda nada más que caminar y caminar hasta reconocer alguna zona por la que pasé.


LUEGO DE TRES DÍAS...


Sonaba el teléfono de casa, desde abajo. No tenía muchas ganas de levantarme de la cama, porque recién eran las 10:30am, así que preferí que contestara papá. Si es que estaba abajo, porque quizás salió a comer con Michelle. Pero de pronto dejó de sonar, así que de seguro ya alguien había contestado. Cerré los ojos para poder relajarme un poco más.


- ¡__, tu amiga Dakota al teléfono! -chilló mi padre desde abajo.

- Maldición -pensé de mala gana y me paré de donde me encontraba.


Bajé las escaleras casi cayéndome y fui a coger el teléfono. Me lo llevé al oído, respiré algo de aire para que se me pasara lo fastidiada y atendí.


- Hola, Dakota -la saludé normal.

- Oye, que ánimos -se echó a reír- ¿te desperté?

- No, pero estaba bien en mi cama -dije riendo.

- Lo sé, pero es que quería regañarte. ¿Por qué coños no has contestado tu celular? -me preguntó desafiante- ¡te he llamado desde la noche de la cena de tu papá! Sin contar que nos dejaste a mí y a Sam tirados ahí -oh, era cierto.


Y entonces se me vino a la mente todo. Mi querida amiga me había hecho recordar lo sucedido en la casa del mágico baño. Mis mejillas se enrojecieron al solo acordarme. Pasé mi mano por mi frente y comencé a echarme aire con una de ellas.


- Lo siento, es que había ido a los baños públicos y me perdí -sinceré, pues era la verdad, aunque no del todo- y perdí mi celular allá...

- Dios, tía. Que pena -se lamentó conmigo- Te comprarán otro, supongo.

- Creo, porque todavía no le he dicho a papá -solté unas carcajadas.

- Pues dile, que tenemos que hacer panoramas. Ah, y Sam me pidió que te dijera que te conectaras a Facebook, dijo que tenía que decirnos algo a ambas.

- Vale, me conectaré -dije animada.

- Bueno ya me voy -me avisó- iré de compras con las chicas mañana, ¿quieres ir? Todas queremos que vayas, ¡di que sí!

- ¡Claro! -ahora sí que irradiaba felicidad- ¿me pasas a buscar?

- Por supuesto -aceptó- Ah, y otra cosa.

- ¿Qué pasa?

- Mamá me pidió que fuéramos a vender de pan a domicilio a casas de algunos lugares... ¿me acompañas? Sabes que no me gusta ir sola... Me da hueva.


En medio de mi soledad (oliver sykes y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora