Capítulo 3: Zet

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Lo último que veo es Alinka enviando una bola de fuego hacia mi cabaña, me alegro que el resto de mis hermanos se hubiese ido a pasar las fiestas con sus familias.

Le piso los talones a Thomas mientras corremos.

Pasamos entre campistas que hacen lo mismo que nosotros huir, Thomas se desvía del tumulto de gente y llegamos a un claro, me indica que camine despacio y en silencio, fácil para el decirlo, es hijo de Hades. Nos escondemos bajo unos arbustos, enfoco la vista, agudizo el oído y escucho unas voces maduras, veo unos hombres con abrigos negros y largos, como aquellos que usan los detectives, hay tres de ellos.

- Maldita chica, cuando la vea de nuevo la matare con mis propias manos, como hice con la hija de Apolo – veo como Thomas tensa los músculos a la mención de Diana y me doy cuenta de que estoy viendo a mis hermanos, los Oniros, también veo porque están enojados, parte de sus abrigos esta quemada y asumo que la esfera de fuego que envió Alinka llego a ellos

- Cálmate, logramos lo que queríamos, los semidioses ya no tienen refugio, con ellos muertos los dioses no tendrán quien haga sus mandados

- Pero no tenemos a la chica – dice uno de ellos, es el más delgado, tiene una barba puntiaguda y me recuerda al estafador de una película animada. Su cara larga es horrible, parece un murciélago.

- Athina también escapo, habían dos chicos de Hipnos en el campamento, perdimos a las tres persona que necesitábamos – dice el que había mantenido silencio hasta el momento

- Podemos sin ellos – dice el que parece mayor, él fue el que hablo de haber matado a Diana, es Morfeo. – los cazaremos uno por uno, nuestros hermanos seguro irán juntos y en cuando a Delfos, Apolo no puede esconderla para siempre.

Me alivia saber que Apolo pudo salvar a Rachel, pero me preocupa un poco saber que quieren mis hermanos con nosotros, tengo un mal presentimiento, siento que estoy frente a un tablero de ajedrez, tengo el movimiento para ganar, lo sé, pero no puedo identificar cual es.

Mis hermanos desaparecen en una nube y Thomas me mira con pánico en sus ojos, no sé cuál de todas las cosas lo ha afectado más, ver a los dioses que le quitaron a Diana y tener que haberse mantenido calmado, ver como se burlaban de la muerte de ella o el hecho de que iban tras Athina.

- Athina está bien – trato de sonar calmado – tenemos que encontrarla

- ¿por qué los quieren? – es como ver mil engranajes corriendo a mil por hora, puedo sentir como piensa y como su aura se hace cada vez más oscuro, pasado unos minutos se rinde y deja de caminar de un lado a otro mientras entre sus brazos hay un pequeño gatito asustado, no sé de donde salió ese gato, pero hace más de un año no crece y Thomas casi me hizo perder mi vida buscándolo hoy – debemos avanzar, el fuego no tardará en llegar.

Avanzamos hasta un claro, nadie está ahí, todos sabíamos que si pasaba algo debíamos reunirnos aquí. ¿Dónde rayos están todos?

Comienza a llover finalmente, pero ya es tarde, nos hemos dispersado, no hay donde volver. Finalmente todos los caminos llevan a Roma. 


Amanecer de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora