Thomas no estaba seguro de dejarme tomar la guardia, en un momento estuvimos Adriana, Thomas y yo discutiendo entre susurros si yo era lo suficientemente fuerte para montar guardia.
A los pocos susurros logre mi cometido y me relaje cuando sus respiraciones dejaron de fingir un ronquido y se hicieron apacibles y agradables, indicio claro de que por fin se había dormido de verdad.
Últimamente había tenido problemas para dormir, mayormente por algo que había hecho escondida de Thomas.
No podía decírselo realmente, pero lo hacía para protegerlo. Lo cierto es que dudaba mucho que el siguiera cuerdo si yo no lo hubiese hecho. Había ocurrido hacia dos meses atrás.
Estábamos en el campamento, no muy seguros aun de como continuar nuestras vidas, me había estado paseando por el campamento, esperando que alguno de los dioses se presentara, pero siempre era Hestia quien me decía que el fuego necesita ser cuidado para no extinguirse o para no causar daño. No entendí nunca a que se refería, quería que alguien me hablara claro de una vez. Fue entonces, entre esos paseos que escuche gritos desde la cabaña de Thomas, como vivía solo me asuste de que algo pudiera estar pasando, pero cuando entre solo era el dormido.
Para ayudarlo trate de hacer las cosas que los mortales hacen cuando alguien está teniendo una pesadilla, tratar de despertarlo, mojarlo con agua, pero nada funcionaba.
Mis hermanos estaban utilizando a Thomas para hacerme usar los poderes que había dejado de lado lo mayormente posible. Pensé en dejar que la pesadilla se fuera, pero era mezquino, no podía soportar a Thomas sufrir de esa forma y abrace mis poderes nuevamente y tome su mano. Fue la primera vez que vi la escena de la catedral, me sentí mal de verla sin permiso, pero una vez ahí debía seguir la ilusión y sintiendo lo que sentía mi amigo comprendí porque nunca me iba a amar de la forma en que yo deseaba él me amara.
Esa noche sin su permiso recorrí los recuerdos de Diana, es por eso que se me hizo fácil reconocerla en el sueño en medio del jardín de Persefone.
Recorrí los recuerdos y los bloquee de su mente cuando duerme, solo es capaz de recordarlos consciente y parte de mi duele, porque sé que él piensa en ella mucho más de lo que debería hacerlo una persona que quiere superar algo y porque se por su mirada que él se había resignado a perderme, pero no acepta haberla perdido a ella.
A cambio de eso, yo sueño sus pesadillas, sintiendo su dolor, cada vez que duermo.
Han pasado 3 horas desde que tome el turno y comienzo a toser, mi instinto primero es sacar un pañuelo que llevo en el bolsillo, blanco, como sugirió apolo, "Para distinguir bien el color".
Comienzo a dar un grito helado y fino que no logra salir de mi garganta cuando veo el color.
Estoy entrando en pánico.
- No, no, no, no. – grito mudamente mientras sigo tosiendo un líquido viscoso y ácido.
Las lágrimas comienzan a salir y no sé qué hacer porque no quiero preocupar a nadie.
- Apolo por los dioses, ayúdame – logro susurrar y a los segundos el dios se materializa desde el fuego.
- Estaba visitando a Hefestos – llega diciendo, pero se detiene en cuanto me ve cubierta en lágrimas y moco negro.
- Querida.
Veo el pánico en sus ojos.
Él lo sabía.
No lo esperaba tan pronto.
Él siente pena, lastima y asco de mí.
Él no me quiere ver llorar.
- ¿Qué me está pasando? – digo entre lágrimas.
- Te estas muriendo – dice con un hilo de voz – justo a tiempo.
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Amanecer de oscuridad
Teen FictionLa manzana de la vida fue robada, Delfos corre peligro y los corazones rotos y lastimados abundan entre los semidioses. La ultima misión guiara a los héroes en un laberinto de oportunidades, decisiones, sacrificios y amor. Mientras corren por sus v...