Capítulo 6: Athina

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No podía controlar a Thomas, su aura era carbón, nunca lo había visto tan perturbado, me sorprende que Kate no se diera cuenta de que nuestro amigo estuviera al borde del colapso.

Alinka entro a una habitación a hablar con su padre, me sorprende lo parecido que son físicamente.

Consigo que Thomas se siento en el piso y me siento junto a él tomando sus manos. No me habla y sé que se mantendrá de la misma manera por mucho tiempo. De apoco comienza a calmarse hasta que el temblor se va. Justo cuando Alinka sale de la habitación, parece que se acaba de enfrentar a su peor temor, quizás si lo hizo.

- Mi hermana dice que podemos buscar ropa en su armario, mi padre les puede pasar ropa a ustedes.

Los chicos entran a una habitación a la derecha y nosotros a una a la izquierda, cuando vemos el closet nuestro rostro se descompone, ¿Dónde está la ropa usable? Solo hay vestidos de seda y atuendos que nos harían matarnos a nosotras mismas en batalla, vamos, toda chica tiene jeans sueltos para el domingo.

- ¿podemos buscar verdad?

- Espero que si – contesta Alinka, y comenzamos a buscar ropa común en los cajones. Las tres damos un salto cuando Adriana grita

- ¡Encontré las poleras! – hay un cajón lleno de poleras de todo tipo, no crean que son cómodas como las que usamos siempre, son femeninas, pero en comparación a todo lo que hay en el armario, donde casi todos los atuendos tienen tachas definiendo los senos, encontrar estas poleras a pesar de ser super femeninas, se siento como un gran descubrimiento.

- Solo tiene 16, ¿Cómo es que sale con esto a la calle?

- Quizás es lo que se usa ahora, nosotras pasamos mucho tiempo en el campamento donde todas usamos la misma ropa.

- Quizás eso es – dice Adriana, he incluso cuando ella siempre consigue revistas de moda de la casa de afrodita, parece desconcertada por la ropa

- Chicas aquí están los jeans – tomamos los jeans que parecen más grandes pero de todos modos no somos capaces de hacernos caber en ellos.

Nos miramos unas a las otras una vez que hemos terminado, nos hemos bañado y nos hemos vestido, comenzamos a reírnos, la ropa es muy fina para nuestros propósitos, no nos vemos mal, de hecho podríamos pasar por modelos, pero vernos en estos atuendos se nos hace ridículo.

- Nuestra próxima parada ser una tienda donde consiga unos jeans que no corten la circulación sanguínea de mis piernas.

- Vamos, nos vemos fabulosas con vestidos

- No sé cómo conseguiré luchar con esto, sin avergonzarme – le contesto a Adriana

- Es lo último en que pensaras.

Me rio de Thomas en su cara, está usando una camisa blanca sobre esa piel morena, y no me rio porque se vea mal, sino porque jamás pensé que lo vería usando algo así.

- Te ves hermoso – le digo

- Mi hermana quiere que nos unamos a su fiesta, creo que se lo debemos

- ¿lo dices por la ropa? – todos comenzamos a reír mientras bajamos para mezclarnos con la gente, Thomas me agarra la mano para no perderme.

Quizás fue porque me salí del mundo mortal demasiado joven, o quizás porque soy un alma vieja y anticuada, pero me parecía horroroso todo lo que veía alrededor, los jóvenes bailando sobre las mesas, besándose con más de dos personas en el mismo momento, entre otras cosas que el alcohol los haría olvidar.

- Me quiero ir – le digo a Thomas y este se ríe de mi cara

- Pareces horrorizada al borde del vomito

- Es así como me siento

- Vamos, bailemos un rato

- No quiero

- Vamos, sé que sabes bailar

- Sé bailar ballet, no música electrónica.

- Pues bailemos como si la música fuera lenta – pone su manos en mi cintura y de apoco mi respiración se me hace pesada, él guía mi mano a su hombro y toma la otra con la suya enlazando los dedos. Por primera vez siento mi estómago revolverse de una forma agradable. Me apego a su pecho y mientras bailamos voy escuchando el latido de su corazón, es fuerte, uniforme, y cada vez se hace más lento.

La fiesta termina muy tarde a medida que todos van cayendo dormidos por ahí, nosotros nos reagrupamos y dormimos cerca del sillón, me quedo junto a Thomas y me dejo descansar en su cuerpo, mientras el me abraza, nos quedamos dormidos así.

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Amanecer de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora