A tres de Octubre.

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Me dijeron que empezara a pensar en ti,

que qué notaba,

que qué sentía,

me pongo a pensar seriamente...

Y lo que me gusta de ti es la manera

en la que me haces reír,

y que me mires cuando me río,

y que sonrías por saber que estoy bien.

Me gusta la manera en la que me haces sentir,

pero no solo contigo,

sino conmigo

-es una sensación rara pero llena por completo-.

Otra cosa que me gusta

es tener que mirar al suelo cuando veo que sonríes con todas tus ganas.

No sé si entendéis esa sensación,

de quedarte con la sonrisa tonta por otra sonrisa.

Ponerme rojo

cuando me tocas,

o no querer soltarte cuando me abrazas.

A tres de Octubre lo digo, quizá un poco tarde

o a lo mejor demasiado pronto.

Aún no lo sé con certeza,

no sé si estoy andando por una cuerda floja,

pero lo único que sé es que seguiré andando,

y si me caigo al suelo, eso dolerá menos que perderte,

de eso sí que estoy seguro.

No todos los otoños me encuentro con alguien como tú.

Quiero poder echarte de menos por las noches.

Y en las mañanas de cualquier día nublado.

Que me digas que me quieres y que mis ojos te respondan.

Quiero soñarte y crearte en mi mente.

Poderte llamar por si me he caído y no me levantar.

Que seas mía,
mi cinturón de seguridad.

Quiero que me ayudes a ver el vaso medio lleno y poder vaciarlo sin necesidad de romperlo.

Espero que un día todo esto se cumpla, y si no,
bueno,
me obligaré a caminar cuerda atrás, y ahí
que si me caigo y me choco contra el suelo
será todo mejor que tener que olvidarte.


Las lágrimas también duermenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora