24. Constante decadencia.

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... Y si tengo que ser sincero como el espejo de la mala de Blancanieves,

todo va mal, nada tiene sentido, todo se derrumba y ya no veo camino.

Empiezo a quebrarme más, mucho más, y todo me queda grande.

Podrías recordar quién estuvo en el último escalón,

para verte bajar con tu vestido largo,

barriendo de mi vida el temor

y abriéndome las puertas al Paraíso.

Me enseñaste que valía tanto como tanto me quisiera,

y ahora no me quiero, es más, me detesto.

¿Quién iba a querer a una persona que se escupe al verse reflejado?

Como lágrimas dormidas aguardo a que alguien

que no sea como tú, a ser posible,

me rescate de mi miedo a darme, 

de mi miedo a tirarme a la piscina sin saber si hay agua.

Como lágrimas dormidas, me engancho de tus ojos,

caigo en el olvido, salpicando a quienes me rodean.


Quizá porque el espejo de Blancanieves es un dibujo animado

y ni siquiera existe en la realidad.

Quizá sea por eso por lo que asienta y me mienta,

que todo está bien, que nada me duele, no se me clavan los cristales

y mucho menos, sangro.

Podríamos decir que

tocado y hundido

definitivamente.




Las lágrimas también duermenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora