Éramos cortocircuitos.
Satélites en el cielo.
Éramos enredos en el pelo.
Éramos el despertar de un ciego.
Un faro en medio de la niebla.
Éramos dos gatos negros.
Éramos distintos.
Éramos únicos.
Éramos canción y discurso.
Éramos recuerdo en el subconsciente.
Humo en un bar.
Destellos en el mechero.
Lágrimas en el suelo.
Pisadas en la arena.
Telarañas en las esquinas del techo.
Una sombra en el desierto.
Éramos principio y fin,
barranco y salvavidas.
Suspiros rotos.
Dedos entrelazados.
Esperanza perdida.
Momentos oxidados.
Tú la Luna y yo el Sol.
Eclipses nunca encontrados.
Y así es como lo estoy contando;
al principio todo tuvo un comienzo, todo iba a pedir de boca.
Pero a medida que pasaba el tiempo
las agujas del reloj dejaron de girar y las sonrisas dejaron de curvarse.
Así es como lo cuento,
al principio con ilusión,
pero ella fue mi veneno, mi flecha, mi zancadilla.
Ya no me he vuelto a poner esos zapatos.
Aprenderé a andar descalzo si es necesario.
Los caminos no se hacen andando en círculos.
Tenemos que arriesgarnos, para ganar si todo nos sale bien,
o para aprender si perdemos.
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Las lágrimas también duermen
Puisi¿Una descripción más para otra historia de amor? Ya está todo dicho.