18 no llegues nunca.

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Y qué queréis que os diga,

a mí el amor no se me da bien.

Dibujo corazones en las esquinas del papel.


Camino entre tus dedos,

me machacas sin razón.

Te canto por las calles.

Voy a por ti como las abejas (van) a por la miel.


Quiero que seas mi musa, mi lienzo y mi papel.


Como el agua que se desliza por tu cuerpo,

bajo una pendiente sin frenos.


Que los golpes se olvidan,

aunque permanece el moratón.


Vendiendo mis minutos para alquilarte algunos besos.


Retrasando atardeceres

para tenerte a mi lado.


Creando constelaciones,

enseñándote mis miedos...

tú jugaste con mis hilos,

ya no hay vuelta atrás;

los nudos que creaste se endurecen,

ya no hay quién los separe

-qué envidia me da que se abracen

y nosotros tan distantes.-


Creo que es irónico que los malos recuerdos permanezcan

y se agarren entre ellos,

mientras nosotros nos alejamos.


Charcos pisados, resbalando me encuentro.


Tanteando a ciegas

a ver si despisto tu ausencia.


Pensando en voz alta,

susurrando tu nombre.


El eco me responde siempre lo mismo;

que ya no estás pero del todo no te vas.


Noto tus caricias fantasmas,

tus besos rodeando mi cuello,

y tus lágrimas ahogándome.


Pero quién será el que me seque mis lágrimas;

quién será el que consiga secar este océano

que me has dejado

de recuerdo.


Las lágrimas también duermenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora