Biblioteca

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Hola, Irene.

Algo que me gusta de los viernes es cuando voy a la biblioteca para verte leer, no me sorprendería si jamás me has visto pero tengo ese lugar donde te puedo ver a ti, pero tú no a mí.

Había entrado a la biblioteca como manera de escaparme del entrenador, y te vi ahí tan tranquila, tan serena como si nada pudiera molestarte. Las tres primeras veces vine para esconderme del entrenador pero al ver que siempre estabas en este lugar se me volvió una costumbre venir aquí a verte.

Por primera vez estoy feliz con la insistencia del entrenador para que vuelva al equipo, cosa que jamás hare porque aunque sea bueno no soy feliz, al principio entre por mi abuelo a él le encanta el basquetbol, pero después me salí, al principio mi abuelo se decepciono pero al final entendió que no me gustaba el basquetbol.

Ojala el entrenador me entendiera como él, porque no basta de joderme con que regrese.

Oh, casi se me olvida.

Lamento no haberte escrito hoy temprano pero es viernes y estamos a unas semanas de que comience el partido de basquetbol, y el entrenador me andará cazando.

Le dejare esto a la bibliotecaria y deséame suerte, ángel.

Tengo muchos apodos para ti, tal vez algún día te los cuente.

Att: Tu admirador no tan secreto.

Justo cuando Irene termino de leer la carta que la bibliotecaria le había dado, escucho unos gritos y unos grandes pasos, cosa sorpréndete viniendo de la biblioteca donde jamás se escuchaba ni una risa. Pasaron segundos para ella poder ver a Caleb corriendo hacia las puertas siendo perseguido por el entrenador. Se mordió los labios para no terminar en el suelo riéndose, pero la bibliotecaria se le había adelantado.

Locker 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora