Natalia
—Madre mía que rico estaba esto... —gruñe David estirándose sobre la silla y acariciándose la tripa exagerando los movimientos circulares que se está dando sobre ella.
—Muchas gracias David —le agradece mamá—. ¿Quieres un poco más? —le ofrece amablemente.
—No, no gracias... —le niega agradecido—. Estoy tan hinchado que creo que voy a reventar el botón del pantalón.
Llevan todo el almuerzo ignorándome, hablando entre ellos y me estoy sintiendo mal.
—Muy bien y ahora que ya hemos comido, ¿me puedo dar mi queridísima ducha? —rompo mi silencio levantándome de la silla en la que me encuentro—. Y tú —señalo a David—. Ve a por tu moto —le ordeno.
—¿Pero no íbamos a hacer el trabajo mi amor? —pregunta dando énfasis a esta última palabra.
Me gustaría que me llamase así si en realidad lo sintiese de verdad.
—¡Exacto! —exclamo dando una palmada—. En lo que yo me ducho vas a recoger tu... Tu cosa esa, tu moto —digo con desprecio dirigiéndome hacia su vehículo.
Le tengo miedo a ese cacharro y a la velocidad a la que va cuando va montado en ella. Tengo miedo de que algún día le pase algo grave, algo que se podría intentar evitar.
—¡Natalia ese vocabulario! —me riñe mi madre—. Tenemos a un invitado en casa.
—Mamá sabes que David es como uno más de la casa... —le digo—. Ahora con vuestro permiso, me voy a duchar.
Me retiro con toda la formalidad del mundo del salón.
Odio cuando David se comporta de una forma u otra según con la gente que tenga delante. Odio su doble personalidad, y a veces le odio a él por hacerme sufrir de una forma que yo sólo sé, ó que creo saber.
Subo a grandes zancadas las escaleras de casa hasta llegar a mi habitación y encerrarme en ella. Busco algo que ponerme en el interior del armario. Abro sus puertas de par en par y lo revuelvo todo para sacar lo típico, unos vaqueros y una camisa cualquiera que encuentro a mano. Todo lo dejo encima de la cama acompañada de la ropa interior que saco de la mesilla de noche que se encuentra paralela al cabecero de mi cama. Luego sólo tendré que volver aquí, secarme y ponérmelo.
David me va a volver loca como no esté aquí cuando salga de la ducha, y como no esté voy a ir en su busca y captura. Si hace falta le traeré arrastras tirándole de la mata de pelos rubios que tiene en la cabeza hasta llegar a casa.
Esta vez voy muy enserio.
Una vez en el baño comienzo a desnudarme. Dejo la ropa interior en el interior del cesto de ropa sucia y me dispongo a abrir el grifo para que comience a correr el agua. La pongo lo más caliente que puedo permitirme, hasta que el grifo no puede girar más, y espero en el rincón de la ducha hasta que el agua salga caliente. Algunas gotas de agua fría me salpican y el frío me cala hasta los huesos. Pasados unos segundos me atrevo y decidida meto la mano bajo el chorro de agua que cae.
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La primera vez con mi mejor amigo.©
Teen FictionPrimera parte de la serie «Destino». ~•~ «Es increíble como tu mejor amigo puede convertirse en tu peor pesadilla, y como el amor puede llegar a convertirse en tan sólo odio.» Dos amigos. Un secreto. Una casualidad. ~•~ Fecha de publicación: 21/08/2...