Pasó un mes desde que Satanick apareció desnudo en la habitación de Ivlis, no se había visto al diablo aparecer en todo ese tiempo lo que al de cachos rojos le parecía extraño, ese tipo no era de los que se rendía fácilmente, sin embargo agradecía en el alma que lo haya dejado de molestar, esperaba realmente con todas sus fuerzas que se hubiese aburrido de esa extraña idea.
Ese día tenía la intención de pasear unos momentos por su mundo, hace tiempo que no iba a observar los volcanes, era un lugar que realmente le relajaba, el calor de la lava le hacía sentir nostálgico, después de todo fue lo único que encontró en el inframundo al cual lo sentencio de por vida Siralos, elevó vuelo con sus alas de bufanda y llegó al lugar donde deseaba ir, desde el cielo podía notar distintas cosas, su mundo había crecido mucho, aunque a veces le gustaría que fuese un poco más colorido. Llegó al volcán donde cayó el día de su destierro, entró en él, había muchas cuevas que solía recorrer en ese tiempo, le encantaba ese lugar, se sentía protegido, quizás si se quedara ahí esos diablos jamás lo volverían a molestar, ¿pero qué sería de su mundo si no estaba él? Después de todo él era el diablo de ese lugar, aunque al parecer que con él o sin él su mundo funcionaba igual... suspiró, Ivlis miraba la lava a sus pies, era burbujeante y muy roja, le encantaba, pero a la vez lo deprimía un poco, tomó unas cuantas rocas que se encontraban cerca y comenzó a tirarlas al magma, había vivido tanto tiempo ya, no sabía si era aburrida su vida, o simplemente era una vida normal, tampoco podía parar de preguntarse qué hubiera pasado si no hubiese desobedecido a Siralos aquel día, quizás ahora podría estar junto a su hermana Igls conversando o estar en ese hermoso mundo en el cual solía vivir... pronto la rabia lo invadió y rompió la roca que tenía en la mano incendiándola al punto que esta se consumiera en el fuego –Solo estoy pensando tonterías, es más que obvio que fue mucho mejor haber desafiado ese día a Siralos... ahora soy libre y puedo hacer lo que yo quiera, no tiene por qué importarme lo que podría haber pasado- se puso de pie y pronto volvió a su castillo, lo primero que vio al volver volando fue a Reficul – mierda... ¿que... que hago? –miró para todas partes tratando de buscar un lugar donde esconderse, así que siguió volando un poco más allá sin embargo una mano de sombra lo atrapó y lo tiró directo al piso donde cayó sin ningún tipo de amortiguación.
-Pero que mal diablo eres huyendo de tus visitantes maldita basura-
-...T...Tsk.... Cofcof...- escupió un poco de sangre, la caída le había dolido bastante- no es como que fueses una visitante deseada... - dijo sin más provocando un enfado en la más pequeña, ese día Ivlis no volvería sano a su castillo, Reficul estuvo horas enseñándole y recordándole porque debía ser bien recibida, después de todo él era su mascota y debía recibirla como su ama.
Dos días pasaron de eso, el diablo no quería levantarse de su cama, se sentía adolorido aun, le habían estirado las piernas y brazos de sobremanera incluso llegó a pensar que en cualquier momento se le desprenderían del cuerpo. Emalf entró a su habitación para traerle desayuno, si bien ese no era su trabajo acostumbrado, debía hacerlo porque el diablo no quería salir de su habitación, era incómodo para él ver así al señor Ivlis – buenos días señor Ivlis, le traje su desayuno, ¿quiere que despierte a Rieta? –
-Si... buenos... - dijo sin mucho ánimo –sí, hazlo... luego te puedes ir, ah... dile a Poemi que saque a pasear a la flama que le compre el otro día, se veía algo triste... -
-Ah... si claro le diré- Emalf dejó el desayuno en el velador del diablo, para luego tomar la lámpara de Rieta y hacer que esta apareciera – buenos días Rieta.-
-Emalf... eres un inservible, ¿porque me llamas tan tarde?, el señor Ivlis me necesita- la rubia miró hacia la cama donde se encontraba el diablo y se inclinó un poco para saludar – buenos días señor Ivlis, espero haya tenido buenos sueños, puedo ayudarlo hoy en lo que usted desee-
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Satanick x Ivlis
RandomUna historia de como satanick llega a fijarse de "otra" manera acerca de su querido juguete Ivlis Los personajes pertenecen a okegom.