10

16.2K 792 26
                                    

Después de ese día nos dedicamos a visitar la mayor parte de Nueva Orleans, me sorprendió ver que la tienda de vudú y de antigüedades estaba cerrada, pero a pesar de ser una persona muy curiosa todo lo que me había dicho aquella señora y lo que había pasado con Amanda lo categoricé en una simple coincidencia.

Cuando salimos del Barrio Francés y me sorprendió ver que el Barrio francés era como el centro entre dos épocas diferentes, por un lado teníamos la ciudad llena de tecnología, grandes edificios y del otro lado había casas muy rusticas pero hermosas al estilo victoriano.

El patio central del Hotel era una maravilla se podía contemplar como los rayos de sol llenaban todo este lugar, lo había visto rápidamente cuando salimos pero no había tenido el tiempo de contemplarlo como ahora lo hacía. Una hermosa fuente de color blanca era la parte central de este lugar, grandes arcos que eran las salidas que tenían las diferentes partes del hotel eran los que rodeaban todo este, había grandes árboles que otorgaban una sutil sobra y varios arbustos que decoraban el patio. Alrededor de la fuente se encontraban algunas mesas de hierro forjado de color negro, algunas estaban ocupadas por huéspedes del hotel. Un hombre de bigote se encontraba leyendo un libro de la caída de Hitler mientras con una de sus manos ayudada con una cuchara le otorgaba pequeños círculos a su café para tratar quizás de enfriarlo, este estaba sentado en una de las mesas que se encontraban más a la orilla, en una de las mesas que se encontraban casi pegadas a la fuente había una pareja con una computadora, los dos parecía que observaban algo que les llamaba mucho la atención y en la otra mesa junto a la fuente nos encontrábamos Stephen y yo, él tenía una de sus piernas cruzadas mientras observaba un periódico, yo además de observar el lugar disfrutaba del te acompañado con algunos pastelitos que había ordenado. Volví a mirar a Stephen mientras le daba una mordida a uno de mis pastelillos y es que había veces que sentía mi mirada y dirigía la suya hacia mí con una linda sonrisa.

- Van tres veces que leo la misma noticia por su culpa Sra. Welsh.- me dijo Stephen sin mirarme. Sonreí un poco

- ¿Por mi culpa?- bajo el periódico.

- Así es, su mirada me descontrola y no me hace pensar en otra cosa más que en ella.

- Creo que debí aprender eso de las miradas penetrantes de alguien.- me quede un poco pensativa, él sabía que me refería a él.

- Aprende rápido.- me sonrió y yo asentí.

- ¿Qué haremos el día de hoy?- pregunte.

- Es nuestro último día en esta ciudad así que estaba pensando en llevarte a escuchar Jazz a un Club.-me quede recordando los días pasados y es que si habíamos escuchado Jazz pero no habíamos entrado a uno de esos Club's a pesar de estar en la matriz del Jazz.

- Me parece perfecta la idea, para cerrar con broche de oro nuestra visita.- sonreímos.

En la noche Stephen fue el primero en terminar de arreglarse así que me estaba esperando afuera de la recamara. Me puse un vestido corto que me llegaba arriba de las rodillas de mangas ¾ , tenía un listón debajo de mis pecho que enmarcaba el inicio de mi pancita, el vestido era de color azul marino, tome mi bolsa y salí.

Caminamos agarrados de la mano hasta el lugar y cuando llegamos teníamos enfrente un edificio de un piso que se encontraba justo en la esquina de la calle, este era de ladrillos de color rojo, tenía ventanas largas de madera, el piso de arriba estaba enmarcado por un barandal de hierro de color negro y en esta terraza que se hacía gracias a este, había varias mesas con sus bancos y a decir por el lugar parecía que era de los mejores porque tanto en la terraza, afuera del lugar y lo que se podía ver en su interior había bastante personas que disfrutaban del Jazz que se escuchaba. La puerta de la entrada tenia arriba de esta un letrero colgante que decía "Maison Bourboun. Dedicada a la preservación del Jazz".

Contigo Ahora y SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora