31

12K 693 45
                                    


Habían pasado dos semanas desde aquel último día en la corte y desde que Stephen se fue a Italia por razones de trabajo.

Trabajo o para ayudar en los negocios de Anthuan que tenían problemas desde que él dio la localización del laboratorio de metanfetaminas y cocaína, fuera lo que fuera o el nombre que quisiera darles, hubiera preferido que se quedara, ya que lo necesitaba a mi lado, necesitaba abrazarlo y darle las gracias cada día a cada hora por no permitir que una injusticia me marcara por resto de la vida.

Stan también lo necesitaba aquí, no hay día que no pregunte cuándo volverá su papá y no hay día en que yo no le conteste que será pronto, aunque siendo sincera a mí también me gustaría saber con exactitud qué día volverá, no puedo conformarme con mensajes diciendo que está bien.

Estos días he tenido un poco más clara la mente y creo que el pequeño cambio que sentí que Stephen tuvo conmigo, fue solo un producto de la acumulación del estrés generado desde que el detective Grisham me llevo a la estación de policías y nos mostró las imágenes de Diane muerta, aun recordarlas me genera un gran escalofrió y aun no puedo creer James haya sido el causante de todo esto, no ha habido ni una llamada de parte de él y bien dicen que el que calla otorga.

Todo esto fue un proceso difícil, incluso me atrevería a decir que fue el caso más difícil que ha tenido Stephen en todo el tiempo que lleva de abogado y es que teniendo pruebas que fueron fabricadas para acusarme a mí, un juez de nombre Nicholas Starks que quería hacerlo pagar por no enviar a los delincuentes a la cárcel, no importándole si una inocente pisaba este espantoso lugar y un abogado de nombre Collin Allert que guarda un enorme coraje contra Stephen.

- ¿Mamá podemos ir hoy al museo de historia?- pregunto mi pequeño Stan mientras terminaba de comer el cereal en forma de dinosaurios que se había convertido en su favorito con todo lo que tuviera que ver con dinosaurios, desde aquella clase que tuvo sobre estos. Yo también estaba desayunando algo mientras terminaba un boceto. No pude evitar mirar a mi pequeño, se parecía tanto físicamente a su papá pero sin duda los ojos que ponía para que accediéramos a sus deseos los había heredado de mí y bueno gracias a que su papá lo enseño por así decirlo a usarlos, estaba teniendo una cucharada de mi propio chocolate y no podía negarme a esa mirada expresada por unos hermosos ojos de un azul indescriptible.

- Está bien.- le dije después de mirarlo un poco, al escucharme aplaudió y volteo a ver a Julián quien le sonrió.- Pero será después de ver unas cosas en la empresa ¿estás de acuerdo?

- Si, mamita.- no dudo en contestar. Inmediatamente se levantó.

- ¿A dónde vas, no has terminado?

- Voy a cambiarme.- contesto y lo mire confundida porque ya estaba cambiado.- No puedo ir así al museo.-salió corriendo y comprendí que era lo que pasaba. Negué un poco con una sonrisa.

- ¿Creo que llevara a un súper héroe al museo?- dijo Julián sentándose a un lado mío con una taza de café. Asentí al escucharla.

- Creo que sí, solo espero que se ponga algo abrigador arriba de ese disfraz azul.- sonreímos un poco.

- ¿Está bien Srta. Ana?- me pregunto inmediatamente Julián y deje un momento el boceto.

- Es solo que extraño a Stephen, me hubiera gustado que hubiera estado aunque fuera un día conmigo después de ese espantoso proceso.- Julián me tomo de la mano.

- La entiendo Srta. Ana pero créame que el señor volverá pronto.

- Eso espero Julián.

Contigo Ahora y SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora