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A pesar que el departamento tenía tres recamaras Stan y yo nos quedamos en la principal, la cama era enorme y el colchón había sido el más cómodo en el que hubiera estado, lástima que no podía dormir, poco después de que llegamos se me vinieron a la mente aquellas personas misteriosas que nos cuidaban, los que no podíamos ver pero ellos a nosotros sí, Stephen me había dicho que mientras Omar estuviera conmigo ellos no estarían tan cerca, ¿pero después de todo lo que había pasado esto seguía igual? Tal vez la llamada de Stephen en el aeropuerto era porque sabía que yo estaba ahí y a donde iba, gracias al excelente trabajo de ellos.

Antes de ir a la recamara, cerré los cuatro ventanales pero antes de que lo hiciera inspeccione un poco la calle, no había ningún misterioso personaje en ella, apenas si pude percatarme de un grupo de jóvenes y una pareja que en el tiempo que mire transitaban la calle. Cada ruido que había a lo largo de la noche me ponía en alerta y mi mente imaginaba que en cualquier momento varios sujetos entrarían a la recamara y se llevarían a Stan. Lo abrazaba más fuerte cuando esa imagen cruzaba mi mente.

- ¿Hoy vendrá papá?- pregunto Stan, terminábamos de desayunar.

- No lo creo amor.- se puso triste y escuche que tocaron la puerta, los nervios aparecieron.- ¿Quién?- pregunte desde la cocina pero nadie contesto.- Amor, vete a lavar los dientes al baño de la recamara ¿sí?- Stan asintió y cuando salió de la cocina tome uno de los cuchillos y me encamine a la puerta. Tocaron de nuevo cuando me acerque a ella. Sostuve con más fuerza el cuchillo y tomo la perilla.

- ¡Ana soy yo!- se escuchó la voz varonil de Pierre y un alivio vino a mí. Le abrí y ahí estaba él. Con su traje fino de color negro, llevaba un pañuelo de seda de color gris al igual que su corbata, llevaba una caja de regalo en la mano, me alegro verlo.- ¿y ese cuchillo?- dijo clavando la mirada en él.

- Stan y yo estábamos terminando de desayunar.- fue lo único que se me ocurrió decir.

- Bueno pudieras dejarlo a un lado, porque tengo muchas ganas de abrazarte.- lo deje en la pequeña mesita que había enfrente de la puerta. Pierre me abrazo y yo correspondí el abrazo, no pude evitar sollozar cuando sentí el cálido abrazo que había necesitado uno de esos en estos días.- Tranquila, todo está bien.- me dijo frotando mi cabeza y mi espalda.

- ¿Quién es el?- escuche la voz de Stan, me separe de Pierre y ahí estaba el pequeño observándonos, tenía su ceño un poco fruncido. Stan se acercó y poniendo una rodilla en el suelo quedo a la altura de Stan.

- Soy un amigo de tu mamá y de tu papá.- escucho la palabra papá y el ceño fruncido se esfumo.- Mi nombre es Jean Pierre Maréchal.- extendió su mano.- y tú debes ser...

- Stan Welsh Carmona.- Stan lo interrumpió y apretó la mano de Pierre, se tapó inmediatamente la boca.

- ¿Qué pasa?- pregunte.

- Dije mi verdadero nombre.- lucia triste.

- No te preocupes amor, él es uno de nosotros.- Pierre me miro y solo asintió.

- El también habla extraño mamá.- Stan me miro y se rio un poco por el acento de Pierre.- ¿Tu sabes cuándo vendrá mi papa?- Pierre me miro y después regreso su mirada a Stan.

- Dentro de poco, no te preocupes.- una sonrisa apareció.- Qué te parece jugar mientras tu papá regresa, he traído un regalo para ti.- Pierre le dio la caja y después de que Stan agradeció el regalo corrió hacia la sala para abrirlo.

- Gracias.- agradecí mientras nos encaminábamos a la sala.

- Aun no lo hagas, la verdad es que no sé qué le gusta, quizás lance lo que le traje.- reí un poco al escucharlo

Contigo Ahora y SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora