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Viernes...

Lo primero que decidimos hacer hoy antes de cualquier cosa, fue visitar la Catedral de San Patricio. Queríamos dar las gracias de que nuestro pequeño Stan, a pesar del embarazo delicado que tuve, nació con buena salud. Yo le quería agradecer a la Virgen de Guadalupe que se encontraba aquí, ya que me era imposible por el momento viajar a México e ir a la basílica.

Stephen se tomó un momento para arrodillarse en un reclinatorio, agacho un poco su cabeza hacia sus manos que ya se encontraban entrelazadas y puestas perfectamente en frente para soportar el peso de su cabeza, cerró los ojos. Decidí dejarlo ahí un momento y acercarme a donde se encontraba la Virgen de Guadalupe con Stan en brazos. A pesar de venir casi todos los domingos a escuchar misa, era la segunda vez que veía a Stephen hacer esto, la primera fue en nuestra boda.

- Mi querida morenita, te traigo a mi pequeño ante ti. Gracias virgencita porque nació sano, yo estoy bien, gracias por cuidarlo en los nueve meses que estuvo en mi vientre y gracias por permitirme compartir como tú la dicha de ser madre.- mire a mi pequeño que dormía profundamente y después regrese mi mirada hacia la virgen.- Sé que todos los que te conocemos venimos a ti para pedirte ayuda, hoy te pido que protejas a mi familia de todo los peligros, que me des la fuerza y me ayudes a sacar a Stephen de esa doble vida, que a pesar de que no ha tenido mucho contacto con ella ahora, sé que aún está ahí.- me quede un momento observando a la virgen sin pensar nada, me persigne y me aleje de ella para recorrer un poco la catedral en lo que esperaba a Stephen.

Junio...

Era la primera vez que salíamos formalmente con Stan a dar un paseo por Central Park. Stephen empujaba la carriola mientras yo cargaba la canasta con comida que Julián nos había preparado, iba hacer un picnic como los que nos gustaba hacer solo que este era el primero de Stan. En esta ocasión durante el recorrido sorprendentemente no se durmió ni un momento.

La primera parada que hicimos no la teníamos prevista pero al visualizar una mesa con algunas pinturas y algunas mujeres con un pinceles pintando las caritas de varios niños, me recordó al Bosque de Chapultepec en el que mis papas y tíos, nos llevaban a mis primos, a mi hermana y a mí cuando éramos pequeños y nos pintaban las caritas de lo que quisiéramos, mariposas, osos, perritos etc. Inmediatamente forcé nuestro acercamiento hasta ahí. Le compartí mi idea a Stephen de pintarle la carita a Stan y pareció encantarle, tomamos los catálogos que tenía una señora y comenzamos a elegir alguno para nuestro pequeño.

¡Elegimos! y cuando la señora se desocupo sacamos a Stan de la carriola, me senté y lo puse sobre mis piernas para que se mantuviera quieto mientras lo pintaban, también tuvimos ayuda de su sonaja y claro de su papá quien se sentó enfrente de nosotros para que mantuviera su mirada en él, no todo el tiempo pero si la mayoría, además Stephen contaba con el arma secreta para lograrlo, el oso de peluche con disfraz de superhéroe del que Stan no se separaba.

Esperábamos que no llorara mientras lo pintaban y así fue, todo el tiempo que lo pintaron se la paso tan tranquilo, a pesar que Stephen tuvo que ir a contestar una llamada, eso sí dejo el oso en manos de Stan.

- Quedo maravilloso.- dijo la señora al terminar.- nos pasó un espejo y pude ver tanto el reflejo de mi pequeño como el mío.

- ¡Que hermoso tigre, tengo en frente!- dije y el tocaba el espejo sorprendiéndose de lo que veía. Se veía muy chistoso.- Ahora busquemos a papá.- dije levantándome

- No será necesario aquí estoy.- escuche a Stephen y cuando me volteé me sorprendió verlo pintado de león. No pude evitar reír un poco.- Tan gracioso me veo.

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