40. Dos disparos

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Después de mi presentación, tenía que ir a la biblioteca para pedir algunos libros y encontrarme con Megan, se oía bastante rara en el teléfono.

Tuve que cruzar el campus, nunca me había sentido tan vulnerable, habían un montón de personas reventando globos y sin duda ese no era mi ruido favorito, deseaba patear a alguien cada vez que escuchaba una y otra vez el mismo molesto ruido. Me voltee por un momento pero mi hombro chocó con el de alguien, subí una ceja y obligué a la persona que iba a seguir como si nada, con la mano, a que diera la cara ante mí.

—Por lo menos unas disculpas, ¿no? —bien, ni siquiera era un chico, era un hombre de por lo menos treinta y sin embargo se hacía el duro conmigo.

—¿Estás bien, amiga? Te ves un poco molesta —se estaba burlando, reí falsamente.

—Estoy algo molesta —el hombre se acercó asintiendo, sonreía.

—Supongo que esa actitud no tiene que ver conmigo sino con lo que hice, que fue no disculparme por algo que sabemos ambos tuvimos culpa. Si mis cálculos no me fallan, alguien te decepcionó o simplemente tratas de descargar tu ira reprimida en una persona que no conoces —me quedé quieta, pero él extendió la mano— .Adam Reynolds, daré una conferencia para la clase de psicología.

—Alexandria Hewitt, creo que veré su conferencia en dos horas —me sentía algo apenada, dije "algo"— .Aún tienen que disculparse.

—Bien, lo siento. ¿Mejor? —su sonrisa era enorme, me gustaba su actitud.

—Lo siento también, no sabes cuánto odio el ruido de globos explotando y...agh —escuché unos cuatro globos explotando, mi cabeza estaba apunto de no responder...es una cosa muy rara (y no, no le tengo miedo a los globos)— .Perdóneme por hacerle perder el tiempo, pero los modales son primero.

—Una chica de la Vieja Escuela.

—No me diga así o tendré que golpearlo —logró reír un poco, parecía interesante y no tenía ganas de acostarme con él...aún, esa era una buena señal.

—Voy a tenerte en cuenta, me agradas —siguió caminando como si nada, pero eso me subió considerablemente el autoestima y mi nivel de positivismo, eso era aún mejor.

Seguí de camino a la biblioteca, Megan me estaba esperando...ni siquiera esperó para correr y abrazarme. Tenía una sonrisa enorme; si mi amigo Thomas de psicología hubiera estado conmigo hubiera dicho:

"—¿No notas su aura? Está resplandeciente con muchos destellos, anda a felicitarla".


—¿Tienes buenas noticias? —ella asintió repetidas veces.

—No planeaba decirlo, pero...Matt se va para el próximo mes y quiero que esté conmigo para esto—blandió su mano hacia mí, ahí estaba un lindo y muy costoso anillo de compromiso...obviamente ya me planeaba como dama de honor— .Haremos algo sencillo con pocas personas, con la familia y los amigos.

—¿Cuándo sucedió todo eso? —Megan sonrió mientras me rodeaba los hombros, aún notaba algo extraño.

—Sucedió hace un mes, nos casamos legalmente a la semana de la propuesta y estábamos en camino de planear la reunión...ya sabes, un ministro, las flores, la comida, un equipo de fotógrafos. Mi padre me comunicó acerca del traslado de Matty, quise agilizar las cosas...y lamento no haberte dicho nada hasta ahora —me abrazó con mucha ternura, lo menos que hice fue corresponder.

—¿Soy dama de honor? —Megan asintió— .¿Cuándo será?.

—Dos semanas desde hoy.

Single as a Pringle: Tierna pero pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora