—¿Cómo has estado? — Cristóbal observa mi rostro con sus hermosos ojos verdes, realmente está preocupado.
—Dereck me cuido bien — le aseguro mientras sonrió un poco — no tienes que preocuparte más. Además, ya me siento mucho mejor. En menos de una hora, seré la misma de siempre, te lo aseguro.
—Eso espera — me acaricia la mejilla — porque si veo que estas decayendo una vez más, te llevare al hospital y no podrá impedirlo.
El chico se marcha a su habitación y me deja sola en el living. Los demás se encuentran por ahí, haciendo sus cosas. Lo único malo de que cuando ellos están en casa, es que no hay silencio. Son muy ruidosos.
El timbre de la casa suena, y como soy la que está más cerca de la puerta, me levanto a abrir. Lo primero que mis ojos ven son los hermosos ojos azules de un chico de cabello castaño. Su sonrisa me deja a la vista su perfecta dentadura, una que saco de su padre. Su piel está un poco más tostada que de costumbre. Sus brazos los lleva al descubierto, dejando a la vista sus músculos y su hermoso tatuaje que tiene en el derecho; un bello bosque.
—Alex — sonrió emocionada.
—Hola primita — el chico extiende sus brazos y yo rápidamente me acerco para abrazarlo.
Extrañaba a mi primo. Él, al igual que Cristóbal, siempre estuvo para mí. Gran parte de su niñez la paso con nosotros. Él es mi segundo hermano.
—Luces horrible — me aleja de su cuerpo y baja un poco la mirada para poder verme bien. Mi primo no es muy alto. Un metro setenta y cinco.
—No me he sentido muy bien hoy — admito, ambos entramos a la casa y tomamos asiento en los sillones — me quede aquí, reposando.
—¿Quién te cuido? — deja su mano en mi frente — ¿has ido al hospital?
—Se quedo conmigo Dereck — susurro — y no, no he ido. Me siento mucho mejor ahora. De todas formas, Cristóbal dijo que, si me comenzaba a sentir mal de nuevo, me llevaría al médico.
Alex me observa con atención, no parece muy satisfecho ante mi respuesta. Se que, si él hubiera estado aquí, ya me habría llevado al hospital, así es él.
—Al final si pudiste venir — Cristóbal aparece en la escalera, no parece muy emocionado de ver a nuestro primo. Lo más probable es que hayan tenido alguna discusión horas antes.
Se sostienen la mirada sin decir palabra alguna. Si Bruno no hubiera aparecido por la escalera, Cristóbal no habría corrido la mirada y mucho menos lo habría hecho Alex.
—Tengo que salir — mi hermano se sienta en la escalera y comienza a abrocharse los cordones de sus finas zapatillas — tengo que ir a hacer un trabajo con unos compañeros, no creo que me tarde tanto. Si te sientes mal, me llamas o le dices a Dereck ¿de acuerdo? — se pone de pies, se cuelga su mochila y se me acerca.
—Lo prometo — susurro y él besa mi frente antes de marcharse — y bien ¿Qué ha pasado entre ustedes dos?
Mi primo duda unos segundos antes de abrir la boca, la cual cierra de manera rápida.
—Vamos Alex, los conozco muy bien a los dos — ruedo mis ojos y tomo sus manos — sé que algo ha ocurrido. Sabes bien que me voy a terminar enterando de todas formas.
—Prométeme no enojarte — me da una rápida mirada.
—Lo intentare.
—No quería venir.
Me lo quedo viendo confundida ¿él no quería venir? ¿no quería venir a verme?
—¿Cómo?
—Eso — aplana sus labios y luego de unos segundos, los vuelve a separar para hablar — hay una persona en esta casa con la que no me llevo del todo bien. Hace algunas semanas tuvimos un encuentro... el cual termino en golpes. No quería que te sintieras incomoda.
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#1 Mis 5 Idiotas |Editando|
Teen FictionAmy Hemmer es una jovencita de sonrisa y mirada encantadora, pero entonces ¿Por qué la expulsaron de su antiguo colegio? ¿Por qué se vio obligada a abandonar todo lo que quería? Amy pasa de vivir en un pequeño pueblo a la ciudad, en donde tendrá qu...