Capítulo VIII

175 18 2
                                    

Enigmatic.


-Este corazón no está hecho para dos, así que huye, porque no soy bueno para ti. (...) Soy un asesino del amor. - Killer de The Ready Set.



Capítulo VIII



Me congelé. ¿Había dicho mi nombre? ¿Cómo es que sabía mi nombre?

El chico sujetaba su cabeza, queriendo arrancar cada mechón dorado que alcanzará. Dejo de gritar, puesto que su garganta estaba herida.

Simplemente se tendió en el suelo y comenzó a temblar.

Lo oí llorar:

— Todos vamos a morir.

Me acerqué a él de puntillas, no quería espantarlo. — ¿Estás bien? — Le pregunté.

Él no me miró, tenía los ojos en blanco. — Él nos matará a todos. — Su voz sonó horrible. Rasposa y seca, incluso pude ver que la sangre comenzaba a caer de su boca.

Había herido sus cuerdas vocales de manera brutal.

— ¿Quién? ¿De quién hablas? — El chico temblaba de manera escalofriante, y la sangre de su boca no dejaba de machar mis manos. — ¿Quién nos matará?

El chico no volvió a hablar.

Llegaron los enfermeros (los gorilas que se encargaban de los pacientes "violentos") y se lo llevaron en una camilla. El chico no hacía nada, estaba congelado con su cuerpo casi muerto, mirando la nada. Tragué saliva recordando a la chica gritona, Callie creo que se llamaba. Había sido muy similar a lo que le sucedió al chico.

"Él nos matará a todos"

"Él está aquí en el Hospital"

"Nos quiere muertos"

¿Qué estaba sucediendo?

Primero la chica gritona y ahora el chico rubio.

Tenía que hablar cuánto antes con ese chico, debía preguntarle qué es lo que ocurría, a quién se refería y qué tenía que ver yo con todo esto. Mi cabeza daba vueltas cuándo recordé que la chica gritona había mirado a Jason en el último segundo antes de que se la llevarán. Lo recuerdo bien.

La idea cruzo por mi mente, y me estremecí:

¿Jason estaba detrás de todo esto?

Negué con la cabeza, no tenía prueba alguna, no podía hacer semejante acusación para alguien que me había salvado la vida. Prácticamente.

Salté en mi lugar cuándo siento que alguien me toca el hombro. Me giré y me encontré con la pelirroja.

— Dana. — Jadeé con el corazón a mil. — No vuelvas a hacer eso, casi me matas del susto.

Ella me sonrío: — Sería divertido, ¿no?

No supe que contestar a eso y Dana se río por ello.

— ¿Has oído a ese chico? — Moví mi cabeza para asentir. Luego, ella me pregunto, en un tono completamente diferente. — ¿Por qué grito tu nombre?

Negué con la cabeza. — Ni siquiera lo conozco... — Mascullé en voz baja.

Ella me miró... sombría.

— ¿Le has hecho daño?

— ¿Qué? ¡No! Nunca he hablado con él. — Le dije en respuesta, por un segundo creí que me golpearía pero al cabo de un momento Dana soltó una risita aguda y me toco el hombro juguetonamente.

EnigmaticDonde viven las historias. Descúbrelo ahora