Capítulo XI

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Enigmatic.


- ¿Qué demonios está pasando conmigo? ¿Eres un fantasma? ¿Estás vivo? ¿Estamos todos? ¡Somos parásitos!- Parasites de Sleeping with Sirens.


Capítulo XI:


Jason tenía el sueño pesado y profundo, de eso no hay dudas. Lo miré dormir por un corto segundo, antes de ponerme de pie. Me duché rápidamente y me vestí. Era difícil, puesto que tenía que cuidar mis vendajes. En el baño, sentada en el retrete, ya con la ropa sobre mi cuerpo miré mis vendajes. Tenían marcas de sangre seca por debajo, al parecer, me he movido algún que otro punto, pero no lo sé con certeza.

Salí del baño en silencio y miré el archivo de Jason Lee Haawar sobre la mesa.

Salí de la habitación sin hacer ruido y caminé por el pasillo, preguntándome que era lo que me esperaba dentro del expediente del tétrico chico de cabello azul.

Le había prometido no leerlo la noche pasada, y no lo hice. Pero ahora, sentía que no debía leerlo. Tenía que leerlo cuándo estuviese sola.

— ¡Hey! — Me giré para encontrarme con mi amiga albina. Sonreí de verdad, parecía que había pasado un siglo y solo había pasado una noche desde que no la veía. Ella me abrazó con fuerza, marcando sus huesos de aguja en mi piel. — ¿Qué tal dormiste?

Iba a contestar, cuándo Aline agregó (esta vez en un murmullo bajito): — ¿Oíste los disparos?

Yo asentí con la cabeza.

— Alguien estaba fuera de su habitación. — Dijo. — Pero, demonios, tenía un arma. ¿Sabes lo que eso significa? — Aline estaba más que preocupada, podía ver la tensión en sus ojos y en sus manos inquietas. — Demonios. Imagínate: Un psicópata con un arma, suelto por las noches.

— Pero, no lo entiendo... ¿Por qué no hay guardias de noche? — Inquirí yo.

— El seguro del Hospital no cubr...— Aline paró en seco. — Un segundo, ¿cómo sabías que el Hospital no tiene seguridad por las noches? — Ella me miró atentamente, y repentinamente, la vergüenza vino a mí.

— Me lo dijo Logan. — Susurré.

— ¿Por qué? — Tragué saliva, dudando entre decirle que había salido o no. Antes de que pudiese objetar algo, ella siguió: — Me sorprende de Logan. Digo no es un mal chico, pero es un cretino con todos. No dudaría un segundo, en que él te engañase para que salieras y te ocurra algo. Sinceramente, no lo dudaría.

— ¿Por qué no hay seguridad de noche? — Insistí, viendo la oportunidad de salvarme de contestar su pregunta anterior.

— Verás, este Hospital se sustenta a base de los fondos que recibe mensualmente, del país. Pero no sustenta protección, de eso, se encarga Lord Lebront — Bajo el tono de su voz al pronunciar su nombre. — Él es el fundador de este hospital, y él es que maneja los presupuestos aquí. Es cómo la cabeza del tablero, ¿entiendes?

Yo asentí.

— ¿Por qué no se puede hablar de él? — Pregunté rápidamente. — La primera vez que hable contigo, lo mencionaste con Dana.

La albina me miro inquieta, y luego a nuestro alrededor. Tomó mi brazo y nos dirigimos a un lado más cerca de la pared que daba al pasillo Nº 34. — No está prohibido hablar de él, Emma, pero entre pacientes y locos no es de buena suerte mencionarlo... Son muy estrictos, en cuánto al respeto, Emma. No podemos hablar mal de él, no podemos opinar mal acerca de esta institución. Esta completamente prohibido estar en contra de él.

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