Capítulo XXX (Parte I)

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Enigmatic.


- Hay un brillo en tus ojos que no puedo dejar de ver. Y ahí estoy, en el interior de un barco que se hunde poco a poco. Y sin ti, no voy a hacer salir con vida. Pero sé, que voy a estar bien (...) Esta vez estoy listo para huir. Escapar de la ciudad y perseguir el sol. Porque quiero ser tuyo, ¿no quieres ser mía?- Ready to Run de One Direction.


Capítulo XXX (Final- Parte 1)


Narra Emma Slenn:

Mojé mi rostro y traté de respirar hondo.

Eché un vistazo a como lucía mi rostro, mientras secaba mi piel con una toalla. Me sentía bien. Me sentía muy nerviosa, pero bien. Respiré nuevamente, y pronto descubrí las marcas de mi cuello. Estaba marcada.

Mordí mi labio inferior y salí del baño rápidamente, no quería restarle menos tiempo de higiene a Jason.

Lo encontré todavía acostado en la camilla, con el torso desnudo, cubierto apenas hasta la cintura. Miraba el techo y tenía los brazos detrás de su cuello. Había algo diferente en él, como si estuviera más animado, como si su sonrisa fuera más radiante.

— Puedes entrar al baño. — Le comunico, llamando su atención.

Me miró y sus ojos negros nunca se habían visto tan brillantes. Brillaba sin necesidad de sonreír.

Se puso de pie y fue ahí cuando descubrí que se había puesto sus bóxers. Se acercó a mí, sin decir nada, solo me observó y me sonrió.

— ¿Sucede algo? — Pregunté. — ¿Está todo bien?

Acercó su rostro a mí y besó cuidadosamente mi frente. — Todo está bien, amor.

Desapareció en el baño y yo permanecí inmóvil, tratando de entender su comportamiento. No lo entendía, pero me gustaba verlo así: Feliz.

¿Será por lo que pasó entre nosotros?

No pude evitar sonrojarme violentamente al recordar mi confesión.

¡Le había confesado mi amor, en medio de un orgasmo! ¿Eso estaba bien?

Estaba adolorida terriblemente, el sexo me había destruido físicamente pero me sentía tan cercana a Jason que incluso, me aterraba. Habíamos dado el siguiente paso y no sabía cómo sentirme con eso. Solo me concentraba en disfrutar de lo bien que ahora me sentía, y de lo bien que se veía él.

Pero, por el momento, teníamos otro tipo de problemas. Un poco más importantes ahora.

Jason salió del baño ya listo, vistiendo unos pantalones grises y una campera negra. Tenía el bate en su mano derecha, y llevaba una mochila sobre su espalda.

— ¿Llevas todo? — Le pregunté.

Él asintió.

— La comida la lleva la pelirroja, yo llevo ropa y mantas.

Salimos de su habitación, casi despreocupados. No había guardias, ni médicos. Solo estaban los pacientes, todos y cada uno de ellos, durmiendo tranquilamente en sus habitaciones.

Todos, excepto nosotros, claro.

Al entrar a mi habitación caí en la cuenta de que mi ropa no era precisamente la adecuada para correr, ni pasar frío. Tenía camisetas color crema, zapatos bajos de charol, vestidos, sweaters finos, toda ropa demasiado delicada y elegante. Moriría de frío con la ropa que Kyle me había comprado.

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