VIII

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Steven: ¡Perla!

El muchacho se levantó asustadísimo y bañado en sudor. Menuda noche acababa de pasar. Unas fuertes pesadillas le atacaron, recordándole cada segundo la pérdida de Perla.

Steven se bajó de la cama y se fue al baño. Cerró la puerta con pestillo. Se miró al espejo. Tenía la cara mojadísima de su propio sudor. Abrió el grifo y se lavó la cara con agua fría.

"Todo va estar bien. Garnet y Amatista siguen contigo. A lo mejor lo de Perla lo conseguimos arreglar." se dijo varias veces. Al menos eso le animó un poco.

Abrió la puerta y salió. Anduvo hasta el armario de debajo de las escaleras y se vistió. Corrió hasta la nevera. Sacó leche, y junto con los cereales que cogió del armario de la cocina, se preparó el desayuno. Se lo comió rápidamente.

Corrió hasta la puerta de la casa. La abrió. Pero no contó con que estuviera Connie ahí, así que se chocó contra ella. Ambos tropezaron con la barandilla y cayeron. Steven formó su burbuja a tiempo.

Una vez en el suelo, la burbuja estalló. Steven estaba encima de Connie, apoyando las manos en el suelo, al lado de su cabeza. Steven se rio. Ambos humanos enrojecieron. El muchacho se quitó de encima de Connie y la ayudó a levantarse.

Steven: Lo siento por la caída. Debería ir más tranquilo.

Connie: No, no, no. Es culpa mía, debería haber entrado nada más haber estado ahí arriba.

Ambos se miraron y enrojecieron un poco más. Se lanzaron una miradita y se separaron.

Steven: Bueno, ¿qué quieres hacer? ¿Ir a por unos donuts, pasear por la playa...?

Connie: Mmm, no sé.

Garnet salió de la casa. Localizó a los niños.

Garnet: ¡Steven, Connie! Una impostora de Amatista ha aparecido en el Kindergarten. Necesitamos que vengais. Tu habilidad con la espada nos servirá, Connie.

Los niños asintieron. Se ayudaron a subir hasta la casa. Al entrar, Garnet les metió prisa para ir inmediatamente.

Connie: Espera, no tengo espada.

Amatista: Debe de haber alguna en mi habitación, pero si queréis ir a lo seguro, deberíais entrar en la de Perla. Yo os abro —usó su gema con la puerta y mostró su habitación—. Ya sabes como ir, Steven.

Garnet: Nosotras nos vamos para allá ya. No tardéis mucho.

Las gemas se transportaron por el portal.

Steven: —le tendió una mano a Connie—¿Lista?

Connie le agarró la mano y entraron en la habitación de Amatista. La puerta se cerró inmediatamente detrás de ellos.

[...]

Steven y Connie habían estado registrando entre la basura de Amatista un buen rato. Pero no habían encontraban ninguna espada.

Steven: Vamos a la habitación de Perla.

Connie: ¿Seguro? ¿No te despertará recuerdos y emociones malas?

Steven: Seré fuerte. Por aquí —señaló en una dirección que daba a una zona de charcos—. Si recuerdo bien, era ese.

Steven metió la cabeza en un charco de un poco más su tamaño. Sacó la cabeza y se lo confirmó a Connie. Saltó en el primero Steven y después su amiga.

La habitación de Perla estaba un poco oscura y fría. Ya no había pilares de agua. Ahora eran simplemente pilares de roca de un tono azul muy apagado. En uno de los pilares centrales había un montón de armas.

Steven se acercó y cogió la espada que utilizaba Connie normalmente. Se reunió con ella en la entrada del cuarto de la reciente gema perdida.

La puerta se abrió lentamente y los dos niños salieron a la zona donde estaba el portal. Se subieron rápidamente a él.

Steven: ¡Al Kindergarten!

Ataque a las Crystal GemsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora