Ataque a las Crystal Gems

XVI

Aquamarine estaba en un rincón sin salida. Steven y Connie o el mundo. Debía decidir. El tiempo se le acababa. Miró a un lado y a otro. Tomó aire profundamente y tomó su decisión.

Corrió hacia Corrupted Opal, a lo que Peridot sonrió. Aquamarine creó una lanza de hielo puro mientras iba hacia allí. Se paró a varios metros y, mientras frenaba, lanzó la lanza con todas sus fuerzas. Le acertó en el vientre a Opal. La fusión corrupta explotó, tirando a Steven, Connie y dos gemas al suelo.

Aquamarine corrió a su lado. Encapsuló a la gema de Perla y a la de Amatista, pero no las envió al templó, las dejó al lado de la de Ruby. Examinó a los niños. Solo tenían un par de rasguños, ninguno grave.

Steven: Aqua... marine... Debes parar a Peridot. Toma la espada de Rose. Véncela.

Steven se desmalló. Aquamarine le dejó al lado de Connie, junto a las gemas. Cogió la espada de Rose y corrió hacia Peridot.

Cuando estaba a pocos metros paró. Peridot no había reparado en su presencia, lo que le daba ventaja a Aquamarine.

Aquamarine: Es hora que pagues por todo lo que has hecho —susurró.

Corrió hacia Peridot en silencio. Le clavó la espada por la zona lumbar de la espalda. Empezó a congelar la espada, y pronto congeló a la fusión entera. Al explotar lanzó trozos de hielo por todos lados y las gemas de Peridot y Jasper, que las guardó a cada una en una burbuja y las mandó al templo.

La máquina por fin estaba sin guardia. Aquamarine cogió la espada de Rose y empezó a arremeter contra ella, pero no hizo muchos desperfectos. Una gran pantalla amarilla, igual a la que había en la nave de Peridot, se creó en forma de cúpula alrededor de la máquina. Aquamarine se quedó fuera. Ahora no tenía forma de destruir aquella máquina. Pero una gran idea se le pasó por la cabeza: Steven y Connie abrirían una hueco en la pantalla y utilizarían uno de los cañones de luz de Rose para destruir la máquina.

Aquamarine despertó a los niños y les contó su plan. Ellos asintieron. Aquamarine movió uno de los cañones y lo puso en la orilla, rozando el agua. Steven y Connie abrieron el hueco y Aquamarine apuntó al cañon y lo calibró para que fuera directo el rayo a la máquina.

Aquamarine le hizo una señal a Steven para que dijera la frase de activación.

Steven: Si las chuletas de cerdo fueran perfectas, no tendríamos perritos calientes.

El cañón emitió un destello y lanzó su rayo. Cuando el rayo pasó por el hueco, Steven y Connie se apartaron y se refugiaron en una burbuja creada por Steven. El rayo hizo contacto con la máquina y la destrozó, dejando un boquete en la arena.

Aquamarine, Steven y Connie se reunieron en frente del boquete. Los tres sonrieron, recogieron las gemas de sus amigas y se fueron a la casa de Steven.