IX

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El Kindergarten estaba tan en silencio y tan oscuro como siempre, simplemente siendo una sombra de lo que fue. La luz azulada del portal iluminó hasta donde pudo y se apagó, dejando sobre el portal a Connie y Steven.

Steven: Wow, sí que está abandonado este sitio, incluso parece más sucio y abandonado que la última vez.

Steven se asomó por el pequeño barranco a ver. Había un par de esos taladros destrozados en el suelo.

Steven: ¿Bajamos?

Connie: ¡¿Qué?! Será una broma, ¿no? ¿Seguro que quieres bajar ahí, con ese "monstruo" que quiere matarnos?

Steven: Vamos, Connie, no sobreactues.

Connie: No estoy sobre... —Steven la agarró de la mano y la llevó consigo a través del precipicio. Connie gritaba histericamente.

Steven sonrió, mientras Connie temblaba desde la cabeza hasta los pies.

Connie: No. Vuelvas. A. Hacerlo.

Steven: Vamos, Connie, no ha sido para tanto —se rio.

Connie hizo una mueca entre cabreo, histeria y reproche.

Steven: Vale, vale. Deja de mirarme así. Venga, vamos hay que buscar a Garnet y Amatista.

En ese momento sonó una explosión. Provenía del interior de aquel lugar. Los dos niños miraron al cielo y lo vieron cubierto, parcialmente, por humo producido por el polvo del lugar.

Steven: Ahí deben de estar. Vamos —cogió la muñeca de Connie y de internaron en el Kindergarten.

[...]

Steven y Connie llevaban un buen rato andando. Habían perdido de vista la gran humadera y seguía habiendo explosiones, pero resonaban por todas partes y les resultaba difícil saber de donde provenía aquel estruendo.

Connie se sentó, apoyándose en la pared. Dejó la espada a su lado y enterró el rostro entre sus brazos y rodillas. Steven se acercó y se sentó a su lado.

Steven: Puedes irte si quieres. No tienes por que hacer esto. Tú solo dime y te llevaré de vuelta a Beach City.

Connie le miró. Abrió la boca para decirle algo, pero algo la interrumpió. Más bien alguien. Una gema morada: Amatista. Apareció volando por los aires y acabó chocando contra una de las paredes que tenían Connie y Steven a su izquierda.

Garnet aterrizó de la nada al lado de los niños. Los tapó con unos de sus brazos y los pegó a la pared junto a ella.

Alguien más apareció. Andando, tranquilamente, hizo acto de presencia una gema igual a Amatista. A excepción de las ropas, el pelo y el color de piel. Como la Peri-Perla, la Peri-Amatista llevaba ropa igual que la de Peridot, su pelo era del mismo tono amarillento que la gema del HomeWorld y su piel era verde. Llevaba un látigo igual al de Amatista pero verde.

Amatista salió de los escombros de la pared. Sacó su látigo y miró a la Peri-Amatista desde la distancia. Amatista mostraba ira en su rostro. En cambio, la Peri-Amatista, tenía una expresión burlona en la cara.

Se notaba una gran tensión en aquel lugar en ese mismo momento. Steven estaba aterrorizado, mientras Connie estaba reuniendo valor para salir a la batalla con su espada y plantarle cara a Peri-Amatista, ayudando así a su amiga Amatista.

Connie se escabulló del brazo de Garnet y corrió, con la espada en alto, a por la enemiga, la impostora.

Steven: ¡Connie, no!

La chica no hizo caso, estaba muy decidida. Cuando estaba a escasos metros de su objetivo, la Peri-Amatista cogió la espada de Connie con su latigo, dio una vuelta y le pegó una patada en el vientre, mandándola directamente a donde estaba Garnet. La fusión consiguió atraparla.

La temeridad de Connie hizo que todos bajaran la guardia por un momento, y eso le bastó a Peri-Amatista para atacar. Corrió a por Amatista. La atrapó con su látigo y, bruscamente, la lanzó una descarga. Amatista convulsionó y cayó al suelo, apoyándose en una rodilla y en una mano. La enemiga corrió a por ella. Saltó y, con muchísima fuerza, cayó encima de la gema morada, levantando una gran nube de polvo. Al instante, en la parte donde estaban las dos Amatistas se tiñó de una intensa luz verde y esa zona explotó.

Garnet, Steven y Connie se acercaron al gran boquete. Allí yacía Amatista, con las ropas rotas, con cristales morados saliéndole por todo el cuerpo. La cara se la deformó y era más grande que antes.

A Garnet le brotaron lágrimas por aquello. Steven se arrodilló en el suelo y empezó a llorar sin pausa. Y Connie quedó en terrible shock por lo ocurrido. Garnet cogió a ambos niños y se los llevó lejos de allí. Llegaron al portal.

Garnet: Hay que ser fuertes, chicos. Hay que... serlo.

Activó el portal de regreso a casa, con la tristeza de la pérdida de otra miembro de las Gemas de Cristal.

Ataque a las Crystal GemsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora