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Garnet dejó a Steven en el suelo cuando aparecierón en el templo. Steven estaba tirado en el suelo, echo una bola, sollozando. Connie estaba a su lado, agachada, susurrándole cosas de consuelo. Garnet se puso delante de ellos y se arrodilló.

Garnet: Chicos, sé que es duro, pero debéis iros de aquí. Si Perla y Amatista han tenido su doble yo seguramente tendré el mio. Es peligroso estar aquí cuando pase, al menos por ti Connie. Lo que has echo ha sido una temeridad.

Steven: Al menos ella hizo algo, no como tú. Pudiste haberla ayudado. Pudiste haberla salvado. Así que no vengas con discursos, porque tú has echo menos.

Garnet: ¡¿Que yo he echo menos?! No tiene ni idea de lo que he echo y de lo que no he echo. ¿Crees que es doloroso para ti su pérdida? Para mí es mucho más. La conozco desde hace milenios y tú solo desde hace unos 13 años. Y, además, tú solo tienes que cargar con un dolor, yo con dos. Me cuesta estar fusionada. Lo hago para aparentar fuerzas y para que tú te recuperes antes —se dio la vuelta y abrió su cuarto en el templo—. Connie, vete. Será peligroso para ti. Que te lleve León.

Garnet se metió en su habitación. Connie se despidió de Steven y salió afuera. Bajó como pudo y llamó a León. Éste cuando llegó a su lado gruñó.

Connie: Estúpido león.

Le cogió de su melena y apretó. León lanzó un gruñido y abrió un portal hacia la casa de Connie. La muchacha sonrió de una forma siniestra. Ella cruzó y se cerró el portal.

[...]

El sol se estaba poniendo por el horizonte. La oscuridad ya inundaba el lugar parcialmente. Steven estaba acurrucado en una esquina de su cama, llorando, lamentándose de todo. La puerta de las habitaciones se abrió y salió la última gema de las Crystal Gems: Garnet. Se acercó a la cama de Steven. Se arrodilló.

Garnet: Steven... lo siento. Siento esto por lo que estás pasando. Siento que no hubieras tenido alguien en quien apoyarte en estos momentos. Siento... siento no haberlas salvado a tiempo —se quitó las gafas, dejando ver sus ojos inundados de lágrimas y tristeza—. Mírame a los ojos. Mira mi profundo dolor. Eres el único que me queda. No permitamos que esto nos separe.

Steven levantó la vista y la miró. Observó sus tres ojos. Pudo ver el dolor que se ocultaban tras esos ojos. Steven abrazó a Garnet fuertemente.

Steven: Garnet... no me dejes tú también. Yo también lo siento. Quédate conmigo esta noche. Necesito sentir que no estoy solo. Necesito sentir que queda alguien. Te necesito.

Ambos estuvieron un rato abrazados. Cuando Steven se fue a dormir, Garnet se quedó al lado de su cama, dándole la mano. Garnet estuvo toda la noche a su lado, mostrándole que ella seguía allí, que no le abandonaría.

Ataque a las Crystal GemsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora