Aya...no?

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Azami llegó lo más rápido que pudo, escucho la voz de Kenjirou rogándole ir al hospital de forma inmediata, era Ayano, una vez entro pidió informes se extrañó ante la cara de la enfermera mirándole con Pena y decidió quitarle importancia, una vez entro vio a Kenjirou en el suelo arrodillado tomando la mano de Ayano, lo entendió, se acercó con paso lento y puso una mano sobre su hombro, el se levanto de forma lenta cual zombie, retrocedió dos pasos asustada... la mirada roja que tenía Kenjirou no era suya
-Azami~! Gracias por venir tan rapido es hora de que hagas lo tuyo -dijo el hombre tomando la mano de la mujer con brusquedad acercándola a la niña -creo que ya sabes a qué me refiero
-no puedo traer muertos a la vida -dijo la mujer de ojos carmesí soltándose de un manotazo en aquel agarre
-cierto de lo contrario aquí estaría tu esposo -dijo en burla aquel "demonio", ese no era Kenjirou, ya no lo era
- callate -dijo con voz firme la de cabellos azabaches mirándole con gran furia -ahora por qué me has llamado?
-he... Un milagro dale una serpiente -dijo tomando el mentón de la mujer delineando los labios de ella con uno de sus pulgares
-por qué debería? Esta muerta no hay más que hacer -intentaba mantenerse fría pero simplemente le parecía repugnante el que esa cosa le tocará y osara usar la imagen de Kenjirou
-je... Sabemos bien que puedes hacerlo... Puedes alargar un poco más su vida, eh hecho un trato con el, si quieres al menos que quede un pequeño rasgo de el vivo será mejor que hagas lo que digo -tomo con fuerza el rostro de la mujer y la acerco a la niña
Azami quedó en silencio... No sabía que contestar contra eso, no quería quedarse sola, no otra vez, pero sabía que el alma de el castaño no podría irse si aceptaba hacer lo que decía... No obstante su deseo egoísta gano .
Con paso lento se acercó al cuerpo inerte de la niña sabía el precio que pagaría por esta osadía, puso la mano extendida en la frente de la castaña y concentrándose activo sus ojos, haciendo la pupila tan delgada y fina como la de una serpiente, sus ojos cobraron un brillo demoniaco y las marcas a los costados de su rostro se acentuaron, todo lo que observaba se volvía en tonos grisáceos y pronto las heridas de la pequeña fueron desapareciendo como si nunca hubiesen estado, el cuerpo empezó a convulsionar de forma salvaje y pronto retiro la mano como si esta quemara.
Esa cosa solo sonrió de forma retorcida y pronto salió corriendo avisándole a los doctores, ella se quedó en el suelo viendo sus manos con horror y odio, los doctores vinieron corriendo y la hicieron salir para poder revisar el estado de la paciente, ella quedó a fuera rompiéndo en llanto silencioso, mientras Kenjirou solo se acercaba y la abrazaba murmurando "lo siento... Lo siento... Lo siento tanto", abrió los ojos impresionada no creyó que esa cosa dejará que el tuviese algo de su conciencia aún, desesperada tomo el rostro del castaño y lo beso sin más... Al principio este mostraba algo de oposición pero simplemente después de unos momentos la tomo por la cintura y se dejó llevar, ambos sentían las lágrimas caer por sus ojos, ella tenía arrepentimiento y miedo, y él sentía angustia, dolor, sentía que traicionaba a su amada Ayaka que en paz descanse y a su amada hija... Pero aquella cosa que lo dominaba simplemente le susurraba "esta vida ya no es tuya, es mía, disfruta cada momento que yo te permita tener".

Tiempo actual
25 de marzo
Los niños se miraban angustiados, los habían dejado juntarse pero aquel hombre dijo que solo sería por un tiempo todos estaban abrazados a las faldas de la mujer peli blanca, estaban acurrucados unos en otros, la mujer se limitaba a abrazar a todos tratando de calmarlos mientras empezaba a hablar
-niños... Qué tal si jugamos un rato?-pregunto tratando de animar a los niños pero solo seguía el silencio que solo uno se atrevió a romper
-Kido... Que le hicieron a Kido? Shion? -preguntó angustiado El Niño de ojos zorrunos mirando hacia abajo mientras se levantaba con pesar, sus ojos estaban rojos de tanto llorar en silencio pero nadie se daba cuenta, nunca entendió eso podría llorar y estar roto pero si no quería que nadie lo viese nadie lo notaba, como si por arte de magia su cara nunca mostrará dolor y estuviera una máscara insexpresiva que mostraba lo que él quería
-Kano... Pequeño K-Kido... Ella estará bien si? -dijo extendiendo un brazo hacia el tratando de convencerlo
Quedó en silencio el pequeño rubio, mirando el brazo de la mujer se negaba a tomarlo, sabía que le estaba mintiendo lo veía en su rostro, se dio la vuelta y avanzó hasta la pared de la celda en que estaban todos trato de ver al final del pasillo pero nada, todo estaba sumergido en oscuridad.
"Se el monstruo que has querido ser siempre... El mentír es tu especialidad... Ella te miente por qué no mentirle igual?... Las máscaras que llevas son tu arma tanto para protegerte como para herirte" tapo con fuerza sus oídos esa voz de nuevo lo atacaba, todo a su alrededor se empezó a tornar de color negro, escucho a lo lejos la voz de la señora Shion gritarle pero no pudo ver ni oír nada más... Su cuerpo se desplomó y mientras perdía lo último de consciencia pudo jurar que en el fondo de la habitación había una silueta negra, junto a una sonrisa diabólica y con una mirada rojo sangre susurrándole algo que no alcanzaba a entender...

Seguro? Seguro de esto? Cambiaremos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora