- Perdón!, perdón perdón, que tonta que soy.
- No, tranquila, está bien, solo me tomó por sorpresa.
- No tienes que responder, enserio, fue una pregunta tonta. Mejor me voy.
Decidí dar media vuelta y abrir la puerta para irme con el orgullo que me quedaba, claro, si todavía quedaba algo, pero no pude, no se abría la puerta; intente de nuevo, y nada. Heiden rió levemente desde su asiento, el muy desgraciado había echado seguro a las puertas y ahora me veía intentando abrirla.
- No tengo novia.
- Me abres? - trate de soltarme, obviamente en vano.
- No, querías hablar verdad?, bueno, ahora hablamos - sonrió mientras hablaba, y eso hizo que toda la vergüenza que sentí se desvaneciera, en momentos como este el pequeño detalle de que yo si tenía novio era un detalle relativo.
- En realidad no importa - me había sonrojado y ya no podía hacer nada al respecto.
Heiden no dijo nada más; las luces de mi casa estaban prendidas, ya podía ver a mi madre sentada en mi casa perfectamente vestida con una pijama de dos piezas, esto se podía dar de dos formas, 1) encontraría a mi madre llorando desesperada llamando a la policía o 2) enojada a más no poder preparada para provocarme un trauma psicológico.
- Estás temblando - dijo Heiden
- Que? - tan distraída como estaba en ese momento no me di cuenta de que mi piel parecía la de una gallina - ah, estoy bien.
Heiden no prestó atención a lo que dije, de un momento a otro se acercó a mí, y encerró mis manos con las suyas, llevándoselas a la boca, lentamente empezó a soplar aire caliente y frotándome las manos. El calor se sintió casi de inmediato. Tenía sus ojos cerrados y las mejillas rojas.
Que estaba haciendo?, tenía novio, y aunque este era uno de los escenarios más cursis de las películas, tenía que ser realista, no podía seguir.
Heiden seguía calentando mis manos, reí un poco para captar su atención, en cuanto lo logré, le sonreí y lentamente solté mi manos sin decir una palabra; Heiden retrocedió y se reincorporó detrás del volante.
- Tengo que irme.
- Entiendo. - su expresión había cambiado, seguía sonrojado pero se veía confundido.Qué raro después de que rechazaste su acto de romanticismo idiota.
Se escuchó el "click" de las cerraduras, antes de voltearme para salir disparada, observé un rato más a Heiden; quería que él rompiera el silencio una vez más para asegurarme que no se había ofendido, pero no lo hizo.
- Gracias por traerme.
- De nada, cuídate - tal vez no había sido él quien rompió el silencio, pero sonrió cuando respondió, así que aparentemente estaba bien, me sentí más tranquila de inmediato.
- Descansa Heiden.
Finalmente logré bajar del bendito vehículo, me preparé mentalmente por lo que pasaría a continuación, y empecé a caminar; escuché el motor del carro de Heiden y automáticamente voltee a ver, conecté con sus ojos y sonrió. Mientras caminaba hacia mi casa, Heiden manejaba lentamente a mi lado, cuando llegue a la puerta, ya se había ido.
La casa estaba inundada de silencio, me quité los botines al llegar, y subí las escaleras, las luces seguían encendidas, pero ni rastro de mi madre. En el segundo piso, el cuarto de Helena era el único oscuro; llegue a la habitación de mi madre, y toqué la puerta; nada.
La abrí y la encontré en el baño, llorando y con un teléfono en las manos.
- Si - sollozaba - 17 años, cabello castaño, ojos grises, tal vez un metro 67Ma, que demonios!, no me digas que es al policía.
Capítulo dos, parte tres 🎊
ATT: 🐛 Gusano de Seda
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Las coincidencias no existen
Teen FictionQuería, o bueno, esperaba que mi vida tuviera un giro mi último año de colegio; pero seguramente Heiden no entraba en esos planes. Pensar en un chico que apenas conoces no es la mejor manera de darte cuenta que todo a cambiado. Mi problema no era He...