Llegué hasta la ventana con los ojos que se me caían, alcé las persianas; y como eran las 7 de la noche, fue difícil distinguir alguna figura.
Llamé a Andrea.
- Por qué no bajas?
- No te encuentro, no es otra de tus bromas mujer? - ya la podía ver volteando los ojos.
- Que no!, baja rápido - colgó.
Moví a Helena de mi cama a su cuna para que no cayera y bajé al primer piso de la casa; salí, y de nuevo, no la encontré. Di vuelta y salí por el patio trasero que conectaba con otra calle, me acerqué a la cerca, y la vi, estaba sentada en la vereda de enfrente con un cigarrillo entre los dedos.
Andrea y yo éramos dos personas demasiado diferentes, yo nunca había fumado en mi vida; cuando era pequeña, jugaba a hacer cigarrillos de papel y los guardaba en una cartera; pero después de que mi abuelo muriera de Cancer, todos los "juegos" de ser adulta se desvanecieron, y la curiosidad por el cigarro se fue por completo.
- Andrea! - grité para que alzara la mirada.
- Hey ! - se levantó, botó el cigarrillo por el césped, y se sacudió un poco de tierra de los pantalones.
- Qué pasó?
- Nada, por?
- No se, pero no sé cómo así viniste.
- Ah, sí, eso.
Un auto estacionó cerca de ella y bajó la ventana; el conductor salió del auto dejando la puerta abierta y apoyándose en el marco. El chico llevaba una chaqueta de cuero y camiseta blanca. Pero su cara era demasiado conocida; sonrió a Andrea y luego dirigió su mirada hacia mí, subió dos dedos hacia su frente y los agitó en modo de saludo.
- Y él? - miré a Andrea.
- Pablo - agachó la mirada.
- Que!? - el chico tenía su mirada fija hacia nosotras, pero estaba a una distancia prudente como para que no pudiera escucharnos - que hace aquí?
- Este es el plan, te vistes, subes al carro, y vamos a un bar que está a pocos minutos de aquí - dijo Andrea.
- A eso le llamas plan? - levanté una ceja.
- Funcionará Astrid!, sabes que cuando tú madre sale por trabajo no regresa hasta las 8 - revisé mi reloj, 7:28.
- Estas loca, diviértete.
Me dispuse a regresarle un saludo; o más bien, una despedida a Pablo, y di vuelta para entrar a mi casa; a medio camino Andrea volvió a gritar.
- Astrid! - voltee.
- Que? - volví a caminar los pocos metros que había avanzado para estar cerca de ella otra vez, Andrea se acercó a mi oído y susurró.
- Heiden está aquí - dijo dejando una leve risa nerviosa.
No podía ser cierto, levanté la mirada hacia el carro y me fijé en la zona del copiloto, pero no había nadie, cuando revisé la segunda fila, en efecto, ahí estaba, perfectamente tranquilo con unos audífonos puestos y alumbrado por la pantalla de su celular.
- Sorpresa! - Andrea agitó sus manos a los lados de sus caderas porque yo no respondía aún.
- Por qué demonios lo hiciste!? - estaba a punto de matar a Andrea - mañana tengo una cita con Dylan y mi madre por fin me quita el castigo, irme ahora sería cavar mi propia tumba.
- Interrumpo?
Andrea se quedó helada cuando alguien más respondió tras ella.
- Hola Astrid - Heiden me veía por detrás de Andrea mientras ella hacía gestos raros con la cara para que yo respondiera.
- Qué tal Heiden - le sonreí, y como no, también me sonrojé... Solo un poco
- Entonces... Vienes ? - Heiden Indicó el auto con su cabeza mientras sonreía.Ahora se entiende por qué el capítulo se llama ~sorpresa~ espero les guste.
ATT: 🐛 Gusano de Seda
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Las coincidencias no existen
Ficção AdolescenteQuería, o bueno, esperaba que mi vida tuviera un giro mi último año de colegio; pero seguramente Heiden no entraba en esos planes. Pensar en un chico que apenas conoces no es la mejor manera de darte cuenta que todo a cambiado. Mi problema no era He...