Capítulo 17: Neit.

1.2K 87 16
                                    


*James*



No he vuelto a saber nada de aquella chica a la que casi mato, Amber, creo recordar que se llamaba. Recuerdo que Ashley se pasó por la cabaña un día para decirme frases sin sentido, totalmente carentes de coherencia, pero parecía muy pagada de si misma como para que fueran los delirios de un loco.

"- ¿Sabes quien es Amber? - preguntó - Parecía una chica de ensueño, eh - luego comenzó a reírse convulsamente - De. Ensueño - siguió riéndose - En. Sueño. ¡Sueño!"

Estuvo riéndose demasiado tiempo para algo tan estúpido como eso, pero se quedó haciéndome compañía toda la tarde. Incluso llamamos a Nicole para charlar un rato con ella. Mi padre me había dado unas cuantas libertades respecto al mundo de los muerto que yo pensaba aprovechar al máximo.

Lo único útil que fue capaz de decirme la chica fue que Amber y yo teníamos un destino juntos, quisiera o no.

Un destino juntos.

Pasé demasiado tiempo en el Inframundo como para conocer a las Morias y a Moros, dios del destino, como para saber que los mortales somos simples títeres bajo las manos de los dioses.

Pero ahora soy inmortal. Un dios. Y creo que todos elegimos nuestro propio destino.



Busqué a Amber en cualquier sitio durante los primeros días, pero parecía esconderse o evitarme a toda costa. No quería verla por las estupideces que chilló Ashley en mi cabaña, ni siquiera por las palabras que pronunció en un susurro, más seria de lo que había estado toda su vida, diciéndome que no dejara pasar el amor verdadero sólo por los desamores anteriores; Ash acababa de hablar con Nicole y estaba muy sentimental. 

Quería ver a Amber porque había algo en ella que me llamó la atención desde el principio.

Por asumir la culpa del asesinato de Nicole simplemente porque el desestabilizado sentimental de Nico di Angelo le dijo que ella había sido la culpable.

Por no odiarme cuando estuve a punto de matarla. Por que, seamos sinceros, cualquiera en su situación se habría liado a golpes conmigo.

Y por lo extrañamente familiar que me resultaba, no sólo por ser mi versión femenina. Había algo debajo de toda esa apariencia angelical que no acababa de dar el pego totalmente. Sonrisas y palabras bonitas a todo el mundo, pero dentro de ella estaba a rebosar de tristeza, desesperación y miedo. Una parte de esa oscuridad podría atribuirla al hecho de ser "La Campeona de Hades", después de todo; había conocido a Nico, Bianca o Hazel. O incluso yo. La oscuridad era un paquete que nos acompañaba siempre. Pero tenía demasiada oscuridad en torno a ella, más de lo que esperaba y puedo explicar. Oscuridad a un nivel más profundo, como si hubiera nacido con ella, cómo todos los hijos del Inframundo nacen. Como si, independientemente de la elección de Hades, Amber siempre hubiese pertenecido al Inframundo.  Como si estuviese ligada a él o ha alguien de allí.

No lo entendía, y sigo sin entenderlo; pero no estaba seguro de querer saber la respuesta. Una que, probablemente era demasiado importante cómo para que me la confiaran a mi; y que, estaba seguro, muy poca gente sabía.

De momento sólo tenía que encontrarla. Buscar en ella me resultaba cada vez más fácil, al igual que trucar los estados de ánimo. Y aún así no me atreví a preguntarle a Katie dónde estaba cuando ésta me abrió la puerta. No, me dio demasiada vergüenza.

La Campeona de Hades (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora