Capítulo 21: Profecías

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*Amber*


Cuando Katie me dijo que alguien quería hablar conmigo antes de partir con James al Inframundo pensé que sería Hades. O si le daba bien a la imaginación, Thanatos. 

Cualquier dios excepto la diosa que está parada frente a mi, mirándome con sus ojos verdes llenos de afecto y su cabello color trigo recogido con elegancia.

- Hola, hija - me saluda con una inclinación de cabeza.

La miro entre horrorizada y molesta. Acepté que no era humana, que mi familia no era verdaderamente mi familia y que la diosa loca por los cereales era mi madre; pero verla delante mía es demasiado. Ella no es mi madre. Mi madre es la mujer sencilla que vivía por su trabajo y sus hijos. Que le encantaba presumir de que yo prefería quedarme en casa leyendo a salir de fiesta y volver borracha y oliendo a marihuana. Que chinchaba a mi hermano con mis buenas notas.

No una diosa Olímpica.

- Demeter - la contesto con seriedad.

- Deseaba hablar contigo antes de que Hades te llevase con él y me prohibiera verte - me dice con una pequeña sonrisa.

- ¿Tienes que estar a punto de perderme para interesarte por mí?

Suena como una acusación, y aunque no es a propósito, no me retracto.

- Amber...

- No quiero escuchar nada de lo que tú me puedas decir - la interrumpo - Tú no eres mi madre. Nunca lo has sido.

James, que me está esperando fuera con el equipaje, ve como grito a la diosa y se acerca a nosotras.

- ¿Hay algún problema? - pregunta, mirando intencionadamente a la Olímpica.

Ella observa a James de pies a cabeza y hace una mueca.

- Tan desagradable como todo lo que sale del Inframundo - masculla.

James respira hondo y se gira hacia mi, mirándome con preocupación. Veo que está haciendo grandes esfuerzos para no decirle nada a Demeter. Pero oh, claro, lo desagradable es él

- ¿Nos vamos ya? - me pregunta, con esa suavidad y ternura que me derriten por dentro y me hacen odiarme a mi misma al ser tan débil ante sus encantos.

- Por favor.

James sale delante mía, pero cuando estoy a punto de cruzar el umbral tras él, una mano en mi muñeca me detiene. El grito sorprendido que sale de mi garganta alerta a James, que mira a Demeter con el ceño fruncido.

- Tú tampoco me agradas en lo más mínimo - asegura James entre dientes, mirando a Demeter como la gente mira a los insectos molestos - pero a Hades le gustas incluso menos. Si la sueltas, a lo mejor olvido que has tratado de retenerla.

La diosa tira de mi para susurrarme una cosa al oído, fulminando al hijo de Thanatos mientras tanto.

- Yo no estoy tan ciega como él, Amber. Veo como le miras. El mismo amor incomprensible que le profesa tu hermana a ese dios de los muertos. El Inframundo siempre ha fascinado a todas mis hijas. No es amor lo que sientes, créeme. Llevo milenios visitando a Perséfone como para saberlo muy bien. Es siempre la misma historia. No te dejes encandilar. No cometas el mismo error...

Me suelto de ella de un brusco tirón y acudo al lado de James, avergonzada. Sí, James está bastante ciego, pero mi madre no debería haberlo adivinado tan rápido.

- Si lo cometo, será mi error. 

Frunce el ceño, molesta conmigo, con James, con el Inframundo. Con todo en general.

La Campeona de Hades (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora