Ahora, en ella sólo había el vacío, la inocencia perdida; el amor se había convertido en lujuria y pasión. Pudo ser uno de los momentos más hermosos para una pareja de enamorados, pero en este caso todo fue lo más horrible que había podido pasarle a ésta chica, ciertamente él era guapo, lo quería, pero no de este modo, no aún.
Las respiraciones de ambos se fueron tranquilizando, él se levantó de la cama y ella se acurrucó como queriendo protegerse de lo inminente, parecía una pequeña niña temerosa, trémula, sus lágrimas caían por sus mejillas y las cuales se precipitaban rápidamente sobre las finas sábanas. Él la miró un instante, la rabia que había sentido había desaparecido, miraba a aquella joven semidesnuda que lloraba lastimosamente sobre la cama. Dentro de él una voz le gritaba: "Eres un tonto, ¿Cómo fuiste capaz de hacerle algo así? ¿Acaso tu amor se volvió obsesión? Abrázala, mírala como está, pídele perdón; ella no se merece esto". Inuyasha miraba en silencio, la chica poco a poco recuperaba el aliento debido a lo anterior y al llanto. Se inclinó hasta quedar sentada, abrazó sus piernas y situó su cabeza entre sus brazos. Inuyasha comenzó a acercarse, Kagome levantó su rostro y los miró, primero con miedo, pero después con odio. Ella retrocedió un poco, entonces...
- ¡TE ODIO! -gritó ella con desesperación y con las pocas fuerzas que le quedaban.
Inuyasha abrió los ojos con sorpresa, pero después su mirada se hizo furica, aunque por poco tiempo y luego mostró una sonrisa maléfica mientras se acercó a la chica.
- ¡No te acerques! -dijo retrocediendo hasta quedar contra el respaldo de la cama de nuevo y otras lágrimas se presentaban en su rostro - ¡Aléjate de mi!
Él se acercó y la abrazó, acto que sorprendió a la misma chica.
- No creas que con eso vas a poder remediar lo que me hiciste...-dijo llorando aún más.
- En estos últimos momentos sólo quiero estar contigo.
- No, yo no quiero... -dijo tratando de alejarse de él.
- Kagome...
- ¡Sueltáme!
- Te amo...
Esto dejó paralizada a Kagome, no sabía que hacer, sus lágrimas no se contenían. De pronto él se acercó a su cuello y comenzó a besarlo, Kagome no deseaba tenerlo cerca, tenía miedo y entonces Inuyasha sacó sus afilados colmillos y mordió el cuello de Kagome, ésta sólo gimió del dolor y poco a poco sintió como las fuerzas se le iban, ella fue cayendo en los brazos de Inuyasha. De pronto su corazón comenzó a latir más lentamente, pareció una eternidad aunque sólo habían pasado algunos minutos. Justo cuando él cuerpo de Kagome cayó totalmente rendido en los brazos de Inuyasha y a unos instantes de su muerte, ella lo miró débilmente y él no pudo evitar la salida de una lágrima, entonces besó sus labios, ella sólo lo miró, se hizo un silencio bastante incómodo, de pronto los ojos de Kagome se nublaron y dejó de respirar.
- Kagome... -dijo mientras abrazaba con fuerza el cuerpo de Kagome y lloraba desconsoladamente. - Perdóname...
Fin del Flash Back
- Sigues pensando en eso... -dijo Miroku.
- Sí
- ¿Crees poder reconciliarte?
- Dicen que la esperanza muere al final
- Bueno no es por bajarte los ánimos, ¿Recuerdas lo que somos?
- Por supuesto, desde ese maldito día.
- Tú sufres demasiado...
- ¿Acaso tú no?
- No.- Mientes. No puedes ocultármelo.
- Sí, seguro. Mejor me retiro, necesito dormir un buen rato en mi ataúd.
- Esta bien. Vete.
- Hasta mañana.
Inuyasha se quedó en silencio, sentado, perdido en sus pensamientos hasta que por fin decidió que era el momento de descansar, se sentía vulnerable ya que hace 2 días que no había bebido y cada vez esto le afectaba más.
A la mañana siguiente, Kagome se levanto muy rápido para llegar a la escuela ya que se le había hecho tarde. Cuando llegó al patio del instituto se dio cuenta de que se encontraba vació.
- "Mmm... ¿Qué pasa? ¿Por qué no ha llegado nadie?" - Dice y mira su reloj - ¿EHHHHHH? ¡Llegué una hora antes! ¡Pude haberme dormido más tiempo!
No le quedo otro remedio, dejó sus cosas bajó un árbol y ahí se sentó.
- ¿Y ahora qué haré? Si me regreso a mi casa ya no podría llegar a la hora aquí a la escuela...Mmm -pensaba Kagome cuando alguien se acercó, él era un joven alto, cabellera negra, piel blanca, un traje negro y camisa blanca y traía puesto, además una gabardina negra muy larga.
- Señorita Kagome...
- Tú eres...
- Oh, no creo que me conozca, creo que debería presentarme. Que irrespetuoso he sido. Mi nombre es Naraku.
- ¿Naraku? "¿Este hombre es...él que convirtió a Inuyasha?"
- Bueno podría decirse que sí.
- "¿Lee mis pensamientos? Maldición"
- Esas no son palabras que debería utilizar una señorita.
- ¿Qué quiere?
- Supongo que deseas saber lo que paso después de que Inuyasha se convirtió en lo que es...
- ¿Eh? No, usted fue él que lo hizo.
- Es cierto, pero... ¿Por qué no te convirtió en lo que él es si te amaba tanto?
- No lo sé, pero no quiero saberlo. Estoy mejor así.
- ¿Entonces no quieres saber...?
- No, no quiero.
- ¿Por qué te mató?
- ¿Eh? - esto la sorprendió mucho.
- Así es. ¿No lo recuerdas?
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Justo un día antes de su boda, Inuyasha te hizó suya... ¿Ya sabes a lo que me refiero?
- No puede ser.
- Eso crees, sólo que no lo recuerdas, después de eso bebió tu sangre hasta llevarte a la muerte. ¿Qué piensas ahora? ¿Lo aborreces aún más? Es razonable...
- No lo creo.
- Deberías preguntárselo. A ver si te contesta jejeje- dice mientras desaparece.
Kagome se quedó ahí un buen rato y después se metió a su salón.
- "¿Será cierto lo que me dijo ese sujeto? - pensaba Kagome mientras observaba por la ventana.
- ¿Qué haces tan temprano?
- ¡Inuyasha! - el chico ya se encontraba tras de ella y la había abrazado por la cintura.
- ¿No quieres responderme?
- Inuyasha...Quiero hablar contigo, ahora que estamos solos.
- ¿Sobre qué?
- Es que...
Mientras tanto, en la sala de profesores, se encontraba Sesshomaru revisando los apuentes para dar su clase. Cuando él e Inuyasha eran niños siempre se dedicó a enseñarle sobre diferentes ámbitos: arte, física, matemáticas, etc. Tal vez a eso se debía su gran inteligencia, había devorado disversos textos científicos y novelas durante toda su vida, en la cual él amor no era lo más importante.
- Ah...bueno creo que es momento de ir al salón.
- Hola Sesshomaru, ¿Todavía me recuerdas? -dijo una voz femenina que se acercaba pòco a poco a él.
- Vaya, hace mucho que no te veía.
- Es cierto. Supe que te atraía la mujer de tu hermano.
- ¿Por eso te fuiste?
- No me gusta como la miras.
- ¿Tienes algo más que decir?
- Sí mira...